No tomar una decisión, es tomarla. No te quedes a medias
Por Matías Fonte-Padilla
Un emprendedor/a se enfrenta todos los días a muchas decisiones, tanto en el ámbito personal como profesional. Es imposible separar la vida personal de la profesional, porque ambas interactúan. No puedes llevar dos agendas diferentes, porque tú eres una única persona y, hasta que se demuestre lo contrario, el don de la ubicuidad no existe.
La riqueza de la vida no se mide por dinero, ni por salud, ni por amigos ni familia. Lo único que se va agotando, y que nunca podrás reponer es tu tiempo de vida. Ya nos los dice José Mujica, Ex Presidente de Uruguay, “nos dejamos comprar por el mercado, y no nos damos cuenta que lo único que no podemos comprar es tiempo, nuestro tiempo de vida”. Por ello, cada vez que decides reunirte con alguien profesionalmente, o hacer algo en concreto, estás invirtiendo lo más preciado que tienes, tu vida. Y cuando compras algo, realmente su valor no es el dinero que te costó, sino el tiempo de vida que perdiste en ganar ese dinero. Si piensas así, quizás reflexiones mejor antes de afrontar reuniones inútiles y gastos superfluos.
Como no puedes separar tu vida personal de la profesional, continuamente vas a tener que decidir, o estoy trabajando, o estoy con mi familia y amigos. En realidad no tienes que elegir, debes planificarte para que ambas vayan bien. La mayor parte de los emprendedores, cuando inician un negocio, dejan de lado la familia y los amigos para concentrarse en sacar adelante el proyecto. Y es verdad que al inicio es necesario un gran esfuerzo para empezar. Pero también es cierto que nunca debes dejar de lado tu vida personal por el negocio, porque la pierdes. La mayoría de los emprendedores se meten en una rueda de trabajo infinito, que les obliga a dejar de lado por siempre su vida personal. De hecho, se sienten felices trabajando a destajo, y quedando con muchas personas para hablar temas muy importantes. Pero claro, mientras esto sucede, la vida personal se va deteriorando, y vas perdiendo lo más importante de esta vida, que es ser Feliz con las personas que comparten tu camino vital. Y así, al cabo de cinco años, tanto si el negocio va bien como si no, te das cuenta que has perdido el compartir tu vida con tus amigos, con tus hijos, con tu pareja, con tu familia; te puede suceder que pierdas definitivamente la relación con todos ellos, y te quedes solo.
Un emprendedor/a debe asumir desde el principio que va a estar solo/a. La soledad te acompaña siempre, porque nadie siente el proyecto como tú, nadie se implica como tú, y nadie te entiende. Pero precisamente por esto no tienes tú que quedarte todavía más solo dejando de lado a los que más te quieren.
La soledad te obliga a tener que tomar las decisiones por ti mismo/a. Muchos podrán opinar, criticar, alabar, pero es sólo tu responsabilidad la que vale. Continuamente vas a tomar decisiones, y algunas de ellas ni siquiera serías capaz de razonarlas ni explicar con coherencia porque lo has decidido así. No importa. Recuerda que nunca vas a tener toda la información exacta y precisa para tomar las decisiones acertadas. Te la vas a tener que jugar continuamente. Es lo que yo denomino “dar pequeños saltos de Fe”, es decir, tomar decisiones que, sin poner en riesgo la integridad del negocio o la tuya, supongan un pequeño salto al vacío. Sólo así lograrás avanzar y consolidar tu proyecto. Si por miedo decides quedarte cómo estás, y no tomas decisiones que te lancen hacia lo desconocido, estarás estancándote y al final tú y tu proyecto fracasará por no estar en movimiento. Recuerda que el mundo empresarial está en continuo cambio, y solo si tú también vas cambiando lograrás el éxito. De cada diez que tomes, quizás solo aciertes una, pero esa valdrá la pena.
Tomar decisiones es difícil, sobre todo si afectan de forma importante a tu vida personal o profesional. Y además no tendrás la seguridad que esa decisión sea para mejor. Pero si el alma y el cuerpo te piden un cambio, no lo dudes, da ese salto de Fe. Recuerda que no tomar una decisión es también tomarla. Si sigues relacionándote al 100% con ese cliente o ese proveedor, a pesar de que no te gusta la relación, estarás perdiendo lo más importante que tienes, tu tiempo de vida en una relación que no avanza o es negativa para ambos. Recuerda que los únicos acuerdos posibles son los de “yo gano – tú ganas”. Muchas veces aguantamos malas relaciones hasta que todo estalla, destruyendo a todos/as. Por ello si algo no te gusta cámbialo, pero piensa bien cómo hacerlo. Planifícalo, háblalo, y trata de llegar a acuerdos de cómo va a ser la relación posterior. Quizás no sea necesario cortar con ese cliente o proveedor de cuajo y no relacionarte nunca más con él. Quizás puedas llegar a un acuerdo que sea satisfactorio para todos/as. O quizás lo mejor sea olvidarlo, todo depende de lo que sea más satisfactorio para ambos.
Una vez tomada una decisión, surgirán consecuencias buenas y malas, consecuencias que esperabas y otras que aparecen sin tu saberlo. Acéptalas todas, asúmelas, y trabájalas para que sean lo más beneficiosas posibles para ti y tu proyecto. No dudes en mantenerte firme si así lo consideras, y también no dudes en dar un paso atrás si crees que has ido demasiado lejos, y necesitas retomar un acuerdo.
No importa que dudes, que no lo tengas claro, lo importante es que tomes decisiones, porque así logras el objetivo, Crea tu Futuro. Será duro, muy duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●