No te hace falta máscara para ser un verdadero profesional

Por Matías Fonte-Padilla
Cuando se acercan los carnavales todos pensamos en cómo disfrazarnos, en cómo adoptar una vestimenta y un comportamiento que no son los nuestros con tal de aparentar ser un determinado personaje. Y disfrutamos actuando con nuestro disfraz.
En la vida personal también tenemos varias “personalidades”: no nos comportamos igual con nuestros padres que con nuestros hijos, ni con nuestro jefe ni con nuestros amigos. Para cada una de las personas adoptamos un roll diferente. Es como si tuviéramos varias máscaras que vamos intercambiando a medida que nos encontramos con diferentes personas.
Como seres humanos tenemos unas cualidades, unas fortalezas y debilidades, que obviamente nos acompañan cuando nos convertimos en emprendedores y ponemos en marcha nuestros proyectos.
Si lo pensamos bien, cada mañana nosotros nos colocamos las diferentes máscaras a medida que avanza el día, adoptamos los roles que en cada momento debemos tener, y así logramos relacionarnos.
Por ello, si somos tímidos e introvertidos, no vamos a poder evitar ser tímidos e introvertidos en nuestras relaciones profesionales, lo cual no nos va a beneficiar. Y aunque tratemos de aparentar ser extrovertidos, se nos va a notar al kilómetro que estamos fingiendo. Esta falsedad se nota claramente por ejemplo con la amabilidad. Quien no es amable de verdad, por más que sonría y hable sonriendo, no logrará llegar bien a su interlocutor, que pensará todo el tiempo que esta persona está fingiendo.
¿Entonces, cuál es la solución? ¿Nos ponemos una careta que aunque falsa tenga todas las características que se supone debemos tener como emprendedores, o no nos ponemos careta y somos nosotros mismos, llenos de defectos que afectaran a nuestras relaciones profesionales y personales?
Hay muchas personas que viven en una continua mentira, sobre todo si están en un determinado ambiente laboral, o si necesitan estar en un alto nivel social y/o económico. Y así, día a día, aparentan ser ante los demás unas personas que en realidad no son, y posiblemente ni quieran ser, pero piensan que no les queda más remedio para mantener las relaciones profesionales/personales adecuadas. Y así, gastan en lo que hay que gastar para estar en el élite, aprenden lo que se supone deben saber ese tipo de personas (vinos, golf o pádel, yates, viajes, restaurantes de lujo, etc.), asisten a los actos que se supone deben acudir, y ponen énfasis en relacionarse sólo con un tipo de personas. Al final lo que ocurre es que van perdiendo otro tipo de relaciones más naturales, y quedan rodeados sólo por personas que viven también en una continua mentira. Personas que en cuanto tú pierdas tu estatus, te dejarán de lado, desaparecerás de sus relaciones. Supongo que tú no querrás esto para tu vida.
¿Qué hacer entonces? ¿Disimular?, ¿Ponernos una máscara todos los días?, ¿Ser nosotros mismos sin las habilidades necesarias para emprender adecuadamente, y fracasar?
A corto plazo todos podemos ponernos una máscara, y disimular ser quién no somos en realidad. Quizás hasta nos salga bien, y logremos engañar a los demás durante un tiempo. Pero ponernos esa máscara tiene dos problemas: primero, en cualquier momento se nos caerá y descubrirán quién somos de verdad; y segundo, disimular por mucho tiempo va creándonos un desequilibrio y un estrés permanente que nos irá dañando, hasta destrozarnos por dentro. Todos los días saltando de una identidad a otra nos irá quemando. Y en el peor de los casos un día ya no nos podremos librar de esa falsa identidad, y nos convertiremos definitivamente en ese monstruo que nosotros mismos creamos un día.
La solución está en conocerse a uno mismo muy bien, nuestras ventajas, y nuestros defectos. Una vez hecho esto, el segundo paso es potenciar al máximo esas habilidades que nos ayudan en los negocios: hablar en público, negociar, hacer informes precisos, gestionar cuentas, usar la empatía y el respeto en las relaciones, saber estar en cada ocasión, aprovechar las oportunidades, no ser tímido, ni grosero, ni prepotente, ni callado, etc…
Los defectos los podemos minimizar, pero difícilmente eliminar, por lo tanto hay que aprender a convivir con ellos. Que somos meticulosos, pues utilizarlo al revisar un balance; que somos groseros, pues usarlo en negociaciones con verdaderos tiburones; que somos espontáneos, pues aprovecharlo para conocer personas en una reunión, etc…
En definitiva, no te pongas ninguna máscara, no trates de falsear quien eres. Precisamente quien eres es la parte más importante de tus negocios, porque sólo tú puedes darle ese toque especial que los hace únicos. Así que fórmate, poténciate, empodérate….y cómete el mundo. Crea Tu Futuro. Será duro, muy duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●