La gran familia del Circo del Sol ya ha preparado todo para el inicio de las funciones del espectáculo ‘Bazzar’ en Gran Canaria

Viven como una gran familia bien avenida que se mueve por diferentes lugares del mundo para llevar su espectáculo ‘Bazzar’. Canarias Empresarial ha podido hablar con el director de la gira, con la asistente de vestuario y con un músico del equipo que forman el Circo del Sol (Cirque du Soleil). Y todos ellos coinciden en señalar que el duro trabajo y la ausencia de los amigos y allegados se suple con una convivencia familiar entre todos los miembros del equipo. Ellos, a partir del 3 de octubre, comenzarán las representaciones del espectáculo ‘Bazzar’ en Gran Canaria, un homenaje ecléctico a los orígenes y el legado de la compañía canadiense en su 40 aniversario.
Para Franck Hanselman, director de la gira (Tour Manager) de ‘Bazzar’ del Circo del Sol, la diferencia de trabajar en una oficina, que “cuando vuelves a casa tienen ahí a tu familia, a tus amigos y a tus vecinos”, a hacerlo en un circo, es que para ellos “los compañeros tienen ese papel de familia”. “Vivimos juntos, trabajamos juntos, salimos juntos, y eso ayuda mucho. Organizamos actividades sociales también, en ocasiones especiales, como ahora, para dar la bienvenida a la isla a todos los miembros del equipo”. Además, añade, está el incentivo que reciben , “el aplauso del público”. “Ponemos muchísimo esfuerzo, pero al final del día tenemos ese reconocimiento, y eso nos recarga las baterías a todos. Cuando voy a ver el show, también es para sentir el público y la reacción que dan”.
Sobre sus inicios en el Circo del Sol cuenta Hanselman que en 1996 vio su primer espectáculo de la compañía canadiense, titulado ‘Saltimbanco’. “Dije si algún día tengo oportunidad de trabajar aquí me parecerá genial, porque me encantó todo el entorno y el show”. Seis años después, en el 2002, buscaban un gerente, un encargado de ventas de bebidas y comidas, y ocupó ese puesto. “Hace casi 23 años de eso, y desde ahí he seguido creciendo, aprendiendo muchas más cosas”. Y sobre la satisfacción que le supone este trabajo, dice que: “es muy grande, porque he entrado en un puesto y he podido cambiar y mejorar con el tiempo, y 10 años después convertirme en director de la gira”. “Estoy muy agradecido por las oportunidades que me ha dado esta empresa. Si tú pones interés, habilidades, motivación y curiosidad por aprender cosas, hay muchas posibilidades de crecer. Siempre pienso que tengo el mejor trabajo del mundo, así que estoy muy contento”.
Hay varios desafíos complejos a los que se enfrenta Hanselman en cada gira: “no solo mover a la gente, también todo el equipamiento, es una operación complicada”. Tienen 55 contenedores de material para trasladar la carpa, las gradas, el vestuario y todo lo demás. “Planificar todo eso, los permisos, el transporte con aduanas, luego el personal que necesita visado, permiso de trabajo, alojamiento, necesitamos también un montón de proveedores locales, para el equipo de cocina que nos hace el almuerzo y la cena, y a nivel técnico para todas las cosas que necesitamos. Todo eso, la operación logística, es un desafío bastante importante”.
El trabajo menos visible de Hanselman es la de mover cada día “todas esas pequeñas piezas en el puzzle de la gestión del circo para que funcione”. “Lo que ve la gente sobre el escenario durante dos horas es solo una parte pequeña de todo el trabajo que hacemos aquí. Ahora estamos en la carpa artística y se ve que se hace mucho entrenamiento, ensayo. Ahora están recuperando, bajando la temperatura, para que mañana puedan volver a hacer lo mismo. También hay mucho trabajo administrativo”. Pero al final del día el directo dice a todo el equipo: “da igual si eres artista, técnico, cocinero, fontanero o haces mi trabajo, el aplauso es para todos, porque todos ponemos de nuestra parte para crear esa experiencia bonita que tiene el público”.
Sobre las habilidades esenciales que Hanselman cree que debe tener todo buen director de gira para desempeñar bien su trabajo está principalmente la empatía. “Para mí es un elemento muy importante. El equipo está formado por personas de 28 países diferentes, de varias culturas, distintas religiones… Saber ponerte en el sitio de las otras personas creo que ayuda a entender sus dudas, sus quejas… Es importante tener los ojos y los oídos abiertos para saber qué pasa, y en ese sentido, vivir juntos puede ser un poco duro a veces, porque sientes que estás siempre en el trabajo, pero por otro lado, si hay algún problema se percibe fácilmente. Por ejemplo, sí se que la madre de unos de los técnicos está en el hospital y él reacciona de una manera un poco rara, se por qué es, no hace falta que le vaya a preguntar. Esa cercanía ayuda a apoyar a la gente y a gestionarlo todo”.
Carla Poblete, asistente de vestuario del Circo del Sol llegó a este trabajo, primero como local en Santiago de Chile, cuando Bazar empezó sus funciones. “Y después de trabajar un mes, Luana Ouverney, que es la jefe de vestuario de ‘Bazzar’, necesitaba una tercera asistenta, yo postulé y me quedé en el trabajo”, indica.
Sobre el proceso de diseño del vestuario del Circo del Sol, Poblete señala que todo empieza cuando el diseñador va a la casa central en Montreal. “En el primer piso de la central se encuentra el atelier, y allí tienen un muestrario de telas, materiales y todo tipo de cosas para que el diseñador se inspire. Luego, en el atelier se crean los prototipos, y después se eligen las telas, porque todo se crea en Montreal, y cuando ya el prototipo está ultimado, se crean las prendas para los artistas”. El tiempo que se tarda como promedio para preparar el vestuario de un artista que sale al escenario “depende del tiempo que él tengan”. “Puede estar listo en uno o dos días, pero los artistas tienen que entrenar con el vestuario. Yo diría con un tiempo corto, de una o dos semanas, para que ellos se acostumbren al vestuario nuevo, porque las telas se tienen que quebrar, usarlas para que ellos puedan sentirse cómodos”.
Poblete menciona entre los aspectos del vestuario que pasan desapercibidos para el público, pero que es fundamental para el show, a la parte técnica. “Todos ellos son atletas de alto rendimiento, que lucen un vestuario que se ve muy bonito, muy llamativo, pero la parte técnica que eso lleva detrás no se transmite al público en general”. La asistente de vestuario pone el ejemplo del artista que hace la actuación del fuego: “sus pantalones son de algodón y de cuero, no pueden ser de material inflamable porque si no se prendería”. “El estampado tampoco puede ser inflamable, por eso nosotros lo pulverizamos, todas las semanas, con un spray ignífugo, para proteger su cuerpo. Porque el vestuario es una parte importante de la protección de estos atletas”.
El mayor reto del mantenimiento y reparación del vestuario durante la gira, para Poblete se produce cuando hay una rotación de artistas, que llegan nuevos, y “hay que hacer un refitting (ajustar y adaptar las prendas), expandir o achicar con poco tiempo para el proceso”. “Pero todos los días hay un reto distinto”. Pero su nivel de satisfacción en este trabajo es máximo. “Me cambió la vida”, señala. “Trabajar en un teatro o en un atelier de alta costura es totalmente distinto a hacerlo en un circo, donde ves las problemáticas a diario. El vestuario se usa para un acto de riesgo o para una artista que necesita mucha flexibilidad. Para mi una persona que lleva muchos años trabajando en las artes escénicas alcanza una satisfacción máxima, en usar todas tus habilidades”.
Fred Selva, músico del Circo el Sol, cuenta sobre sus inicios en el circo que su padre es payaso en Brasil, y el mismo fue payaso cuando era niño. “Era fan del Circo del Sol y vi todos los espectáculos que llegaron a mi país. En la casa de mi madre tengo la colección de los dvd de sus espectáculos. Después me volví músico profesional. Un día, después de la pandemia, iban a reestrenar el show ‘Bazzar’ en Sao Paulo, y para eso buscaban un músico más, un percusionista brasileño. Envié material y unos pocos meses después me invitaron a trabajar con ellos”.
El proceso de composición o de adaptación musical para cada espectáculo del Circo del Sol comienza con “las canciones que compone Simon Carpentier, que es un músico de Montreal”. “Él las escribe y nos las envía, y la banda y el líder de la banda, vamos cambiando cosas, adaptándolas… También los artistas nos generan ideas, a partir de sus movimientos, cambiamos algunas cosas y mientras los shows van pasando, vamos cambiando. Es un proceso constante de cambio, adaptación y creación”.
Acerca de su trabajo día a día, Selva indica que él está en el show todo el tiempo. “Soy el primero en entrar en el escenario y el último en salir. Es muy difícil elegir la parte del show que prefiero, pero yo diría que es el tema nuevo, que es el de danza, el solo de los bailarines. Es música electrónica, una fiesta total, y estamos emocionados por estrenarla”.
La preparación que Selva hace para participar en un espectáculo tan exigente la realiza todos los días: “hacemos una prueba de sonido, en la que calentamos y ensayamos, pero la constancia por la gran cantidad de shows que hacemos, de 7 a 10 por semana, es lo que me ejercita”. Además, la parte física, el músico la realiza en el gimnasio del propio circo. “Los acróbatas hacen ejercicio de verdad, y yo hago un poco de calentamiento, y trato de mantener la salud con buenos hábitos”.
La rutina que Selva y el resto de músicos hacen antes de cada actuación, “unas son oficiales, como: el maquillaje, la prueba de sonido, la comida… Pero hay otras, que vamos creando, no solo antes del show, también mientras se desarrolla, que en algún momento surgieron espontáneamente, y que las hemos cogido e incorporado a nuestro trabajo. Esos detalles son interesantes, por ejemplo, te cuento un secreto: antes del show, cuando estamos en el backstage, antes del entrar, hay un juego en que apostamos al número de personas que están delante, y se gana un trofeo al final del mes”.
El nivel de satisfacción que Selva tiene en este trabajo lo califica como “una experiencia muy loca, muy divertida”. “No solo viajar a tantos lugares, que jamás me hubiera imaginado, también lo de no tener una casa, un hogar, es una experiencia muy loca”. Y se refiere a la vida que mantiene todo el equipo del circo: “es como la de una gran familia”. “El Circo del Sol es uno de los circos más grandes del mundo, pero nosotros lo sentimos como un circo familiar, y de hecho conocí a mi novia aquí en el show, estamos juntos desde entonces, y a mucha gente que ahora son mis amigos. No importa donde estés, tener esta familia es fundamental. Y ahora estoy en una isla maravillosa, con el sol, la playa… Está muy bien esta vida”.



