Alejandro Beautell y la ermita herreña de San Juan Bautista, el rigor aliado con la sencillez

Alejandro Beautell – miembro del estudio Beautell Arquitectos, y autor del proyecto de la ermita de San Juan Bautista, en Las Puntas, El Hierro
“En estos momentos que atraviesa la sociedad, en lo economico, se impone una arquitectura sobria, austera, de bajo mantenimiento y, además, sostenible, entendido en toda la amplitud de la palabra, en lo económico y en lo temporal, durable”. Así se expresa el joven arquitecto tinerfeño Alejandro Beautell, quien acaba de ganar el premio internacional ‘Building of the Year Award’ en la modalidad de edificio religioso, por su obra de la pequeña ermita de San Juan Bautista, situada en el barrio Las Puntas del municipio herreño de La Frontera. El galardón convocado por la revista digital especializada en arquitectura Archdaily, se concede a los mejores edificios del mundo a juicio de sus lectores, la mayoría arquitectos y profesionales relacionados con el sector.
Beautell ha explicado a ABECE CONSTRUCTIVO que acabó sus estudios en el año 2005, por eso pertenece a una generación que no vivió en primera persona “los fuegos de artificio del pasado, de Calatraba y de otras cosas”. “Los jóvenes arquitectos tenemos los pies en el suelo, y buscamos construir de forma sobria y sostenible”. La ermita de El Hierro es ejemplo de eso. En una pequeña superficie de 70 metros cuadrados y con escasos recursos económicos, Beautell despliega una rigurosa propuesta arquitectónica y un amplio programa simbólico.
La ermita se proyecta en una vista en planta de un solo volumen con forma triangular, que en la tradición cristiana simboliza el misterio de la Santísima Trinidad. Cada uno de los vértices representa el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El espacio se estrecha y comienza a aumentar en la altura cuando nos acercamos al altar (del latín ‘altare’ que viene de ‘altus’, subida). La bisectriz del triángulo, que constituye el eje principal del templo, abarca las distintas etapas de la vida de un cristiano: comienza con el bautismo (la pila bautismal), continúa con la asamblea (cuatro bancos monolíticos que emergen de la pared) y termina en la comunión del banquete celestial (el altar junto con un ambón y el sagrario). El presbiterio se levanta sobre una plataforma de dos pasos y es iluminada de forma natural y lateral por una brecha resultado de la corrección de la pared. En ese muro lateral se encuentra un Vía Crucis, formado por 14 cruces empotradas en el hormigón. El tabernáculo situado al fondo, alineado con el altar, forma una cruz tallada en el hormigón que se eleva en busca de la vertical. En este punto hay una entrada de luz cenital significativo que describe el espacio.
Beautell utilizó materias primas procedentes de la propia isla, por varias cuestiones: “para poner en contexto la arquitectura; porque traer materiales de fuera es muy caro; y por la escasa tecnología de la construcción que tenemos en Canarias. Por eso se ha usado mucho el hormigón, que además pega mucho con nuestro paisaje duro, volcánico”. “En esta obra en concreto, los recursos eran limitados, y se usó la técnica de ‘tiroliana’ que ahora es tan popular en las islas, con el machaqueo del picón. Es un recurso plástico importante para dotar de una piel adecuada al edificio, económico y durable. Al hormigón le pusimos colorante ocre en el retablo para buscar una similitud con la tosca”.
Sobre el uso de material reciclado, Beautell lo explica recordando el año de estudio que pasó en Holanda, un lugar donde “se construye con poco dinero, en obras que no están llamadas a durar demasiado tiempo, y se recicla mucho”. Esa influencia se pude ver en el proyecto de la ermita de El Hierro en: el sagrario, que “está hecho con chapas de acero para arquetas”; y en la puerta de la ermita que está hecha de acero en la parte exterior, y de paneles de viruta de madera en el interior.
Antes de realizar el proyecto de El hierro, Alejandro trabajó en la restauración de la Iglesia de San Andrés, en la capilla de las Siervas de María y en el Santuario del Cristo de La Laguna. Esa experiencia con diferentes construcciones religiosas le ha sido de gran ayuda para el proyecto de la ermita de San Juan Bautista. “Porque el problema de la arquitectura sacra es específico y complejo a nivel de pensamiento filosófico y arquitectónico. Hay que conocer el programa de necesidades de un templo, la liturgia, que es lo que hay que potenciar y es lo que he intentado hacer con esta obra de El Hierro. Valorar al misterio, la luz, y luego tener en consideración la larga tradición de la arquitectura religiosa. Analizar cómo funciona la liturgia y los símbolos. Todo eso tiene una complejidad añadida”.
El resultado obtenido ha sido un edificio contemporáneo muy diferente al resto de iglesias y ermitas de El Hierro que tienen aspecto tradicional. Para evitar quejas, el arquitecto se reunió con los vecinos antes de empezar la obra para presentarles el proyecto. “Recuerdo perfectamente las caras de extrañeza de los vecinos cuando miraban aquellas imágenes de un edificio moderno. Al principio generó sorpresa porque no se esperaban eso. Pero poco a poco la gente se fue subiendo al proyecto y ya lo vieron como algo distinto y suyo”. “El día de la inauguración se acercaron muchas personas a felicitarme, la mayoría ancianas. Eso me llena de orgullo, porque realmente al final, el premio que tenemos los arquitectos es que los edificios se usen como los habíamos planeado. Antes el santo lo tenían en una asociación vecinal, a la que iba poca gente. Ahora, la ermita se llena y recibe muchas visitas de personas de otros lugares, estudiantes de arquitectura, turistas. La han tenido que abrir de 8 de la mañana a 8 de la noche, para que la puedan ver todos los que pasen por allí habitualmente”, relata el joven arquitecto.
La repercusión que ha tenido para Beatuell el premio ‘Building of the Year Award’ ha sido a nivel de “visibilidad internacional”. “Me escribían antes de recibir el premio, y más después de recibirlo, publicaciones importantes de todas partes del mundo. Me abruma que traduzcan mi trabajo al chino, al ruso, al italiano, al turco… Se está moviendo muchísimo la obra, y nos han invitado a dar algunas charlas y exhibiciónes”, concluye Beautell. ●



