No me formo, llevo años fijo en la empresa y sé cómo trabajar

Por Matías Fonte-Padilla
Cuando la crisis del 2008 azotó con virulencia fueron muchos los trabajadores que perdieron sus empleos, principalmente en el sector de la construcción. Y así, una masa de profesionales cualificados se quedó en la calle, muchos de ellos sin cobrar debido a los concursos de acreedores de sus ex-empresas. Hemos visto también como esa crisis supuso muchos ajustes laborales a los que lograron permanecer en sus empleos. Y como nuevos empleos se han ido creando con una precariedad laboral manifiesta.
Muchos de estos desempleados se convirtieron en parados de larga duración, agotando todas las prestaciones a que tenían derecho. Otros lograron reinventarse, y con ello reinsertarse en el mercado laboral. Han sido unos años muy duros, y lo siguen siendo.
A pesar de todo esto parece que la población activa no aprendió la lección, o es que somos de olvidar rápido. La pregunta es ¿de quién fue la culpa de que todos estos nuevos desempleados no encontraran de nuevo trabajo? ¿de la crisis?, ¿del mercado laboral?, ¿de la antigua empresa para la que trabajaban? La respuesta puede no gustar, pero la responsabilidad es del trabajador.
Cuando un trabajador afirma que no necesita aprender nada nuevo, cuando dice que él/ella lleva muchos años en la empresa y que nadie puede venir de fuera a enseñarle, cuando no quiere reciclarse ni hacer cursos de formación, cuando se queda en su zona de confort y no quiere que lo cambien de puesto o no desea asumir nuevas responsabilidades, en todos estos casos está cavando su propia tumba laboral. Y después, cuando los despiden por circunstancias externas, se queda desempleado y no sabe hacer nada diferente a lo que lleva haciendo muchos años.
Para triunfar como empleado y como empresario hay que tener la mente abierta a nueva formación. Nunca se termina de aprender lo suficiente. Es imprescindible que cada año asumamos la responsabilidad de seguir formándonos, para no quedarnos anticuados y paralizados. Y con la mente abierta, irnos formando en aspectos no siempre directamente relacionados con nuestra actividad profesional, pero si en algo que nos interese, porque el saber es siempre útil en el futuro. Un ejemplo de esto es la formación en caligrafía que realizó Steve Jobs cuando todavía no sabía que hacer con su vida. Muchos años después esos conocimientos los utilizó en las preciosas y útiles caligrafías de sus sistemas operativos.
También es necesario ser capaz de aceptar nuevos retos continuamente. Si cada vez que se plantea algo nuevo en la empresa tú escondes la cabeza y no asumes nuevas responsabilidades, estás perdiendo oportunidades de crecer. Las oportunidades son como los trenes que llegan a una estación, puedes coger el tren o no, pero ten la seguridad que ese mismo tren no volverá a pasar. Por eso, ese día cualquiera que te llaman o te envían un correo diciendo “ha salido esto…alguien debería hacerlo..” o directamente te lo ofrecen, ya sabes decir que sí. No importa si es más trabajo, no importa si no te van a pagar más. Lo realmente importante es que vas a aprender algo nuevo, asumir nuevas responsabilidades, volverte más valioso, y ser más imprescindible para la empresa para la que trabajas.
En el mundo laboral siempre hay que tener varias patas. Debes estar formado en varias actividades profesionales diferentes, y si puedes trabaja en ellas a la vez, o al menos mantente al día formándote. Cualquiera de ellas te va a aportar conocimientos, habilidades, y posibilidades laborales. Además, lo que aprendas en una es exportable a las demás, por lo que creces aún más en todas. Se trata de ser positivo, versátil, dinámico, curioso, con afán de aprender. Convertirse en una persona polivalente es imprescindible para el éxito.
Siendo polivalente eres indestructible laboralmente. Aunque un trabajo o actividad profesional vaya mal, siempre tendrás otras que reclaman tu atención. Aunque te despidan de un trabajo, tu ya tienes en la cabeza o ejecutando otras líneas laborales o empresariales. Y así, cuando despiden a un trabajador obsoleto, esté se deprime y se convierte en un parado fracasado, que no sabe que hacer con su vida. Pero cuando un polivalente se queda en el paro, lo ve como una oportunidad para poder formarse aún más o dedicarle más tiempo a nuevos proyectos.
Por último, no pienses que una empresa no puede caer porque es muy sólida, con muchos años y mucho dinero. Cualquier trabajo se puede ver afectado, incluso aunque seas funcionario, porque tus condiciones laborales pueden empeorar significativamente.
El que es activo y polivalente es libre, porque no tiene miedo a perder su empleo, si lo perdiera siempre lo vería como una oportunidad. Es más, como no tiene miedo, si ve que en un empleo no es feliz o las condiciones empeoran mucho, puede tomar la decisión de dejar ese trabajo, aunque sea funcionario. Las decisiones valientes hacen a las personas libres de crear su propio futuro, sin depender ni ser esclavo de las fluctuaciones del mercado o de la obsesiva maldición de querer ser funcionario. ¿Tú te quedarías trabajando toda tu vida en algo que no te gustara, sólo por seguridad y dinero? Espero que tu respuesta sea no.
Ya sabes, tienes que invertir en ti, y ser abierto y polivalente. Así siempre estarás creciendo laboralmente, y podrás tomar decisiones valientes para alcanzar tus sueños. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●