“Me gusta que mis proyectos estén arraigados en el sitio donde están ubicados”
Alejandro Díez Martín – arquitecto, autor del proyecto de ‘San Pablo, Mercado Gourmet’
Las nuevas actividades empresariales requieren de nuevas funcionalidades y demandan soluciones distintas, manteniendo la identidad del lugar donde se ubican. El arquitecto Alejandro Díez Martín ha conseguido relacionar un antiguo edificio de tres plantas con una moderna instalación hostelera, utilizando tres símbolos culturales del lugar.
‘San Pablo, Mercado Gourmet’ se inauguró en la ciudad de La Laguna, el pasado día 27 de octubre, con una novedosa propuesta que invita a comprar productos de alimentación y consumirlos en el mismo lugar, en una iniciativa que empieza a difundirse por toda España. El joven creador tinerfeño ha creado un moderno espacio en el que se ubican 39 stands que ofrecen desde comida japonesa, india o mexicana, a sofisticadas tapas y perritos calientes de vanguardia. Diez Martín ha hablado con ABECE CONSTRUCTIVO de su proyecto.
-¿Cuál ha sido la acogida del Mercado? ¿Está funcionando como usted esperaba?
“Está yendo bastante bien, con éxito. Para los operadores está siendo muy rentable, y luego el público lo ha acogido de manera tremenda. En Facebook, en una semana, aumentó el número de seguidores en 1.000. A los 15 días de abrirse tenía más de 12.000 seguidores. Hay otros mercados en la Península que llevan muchos años abiertos y tienen un número parecido de seguidores. Ahí se ve la buena acogida de la gente”.
-¿Cuáles fueron las principales actuaciones del proyecto que usted hizo?
“El edificio antiguo sufrió un incendio hace algunos años. De los restos se construyó otro que estaba pensado para acoger una tienda de ropa. Este nuevo edificio estaba muy compartimentado. Desde la entrada por la calle Manuel de Ossuna, hasta llegar a la zona de eventos, había que pasar por seis puertas. Lo que hice fue quitar todos esos muros y crear un espacio diáfano, para que se pudiera ver todo el mercado desde cualquier punto. Todas las plantas son diáfanas, pero la planta baja es mucho más dinámica, porque la actividad que va a acoger implica un mayor tránsito. Se situarán comercios, al que se les ha querido dar la vuelta al concepto del mercado tradicional, porque la fruta, las carnes, no solo se podrán comprar, también se podrán consumir allí. Por eso los stands son más pequeños, con muchas barras para consumir de pie. La planta superior es más de descanso, de pasar el rato. Acoge stands de comida internacional, mexicana, cubana, venezolana. Ahí hay menos barras y más mesas y sillas, para consumir de manera tranquila”.
-¿Qué problemas tuvo el proyecto para retrasar tanto su apertura?
“La parte de arquitectura no tuvo problemas. La empezamos a finales de mayo, y a finales de julio ya tenía la licencia. El problema surgió en la parte de ingeniería. Hubo una mala previsión de la potencia eléctrica, y se debió instalar una estación transformadora en el edificio, y todo lo que acarrea eso. Eso hizo que se modificara el proyecto en muchos aspectos. Se debió descartar la construcción del montacargas, de la zona de office para los empleados, reducir el tamaño del almacén. El proyecto que yo diseñé se ha elaborado en un 40%, porque se ha debido ahorrar mucho. Hay muchas unidades de obra que no se ejecutaron, que eran muy estéticas, la parte última, la que se ve y da calidad al proyecto. Pero aun así estoy contento, porque ya se ha abierto y todo se ha podido ver y disfrutar”.
-¿En qué consistían esas unidades de obra que no se ejecutaron y que eran las más estéticas?
“En la parte de la doble altura, hay un espacio en el mercado que une la planta alta con la primera planta (acceso por la calle Herradores), en cuya pared había previsto instalar tres paños de vidrio. El agua que discurría desde la planta alta por la barandilla, llegaba hasta la primera planta (Herradores) y caía en una fuente, que en realidad era una cascada formada por las propias barandillas. Es una pena que no se haya podido realizar”.
-¿Cómo consiguió relacionar el edificio antiguo con la maquinaria moderna de hostelería?
“Siempre que hago un proyecto lo que me gusta es que tenga mucho que ver con el lugar, que esté arraigado en el sitio donde está ubicado. Siempre me empapo de la cultura del emplazamiento. En este caso, la ciudad de La Laguna tiene miradores-ajimeces de las monjas de clausura, con unas celosías que sirven para observar sin ser vistas. En mi proyecto, el entramado que hay en los patios y en la separación entre los stands hace alusión a la celosía de las monjas, en el sentido de que es un tamiz de intimidad entre un lugar y otro. Puedes observar el mercado completamente, pero a su vez te da cierta intimidad, sin romper la visual. En el logo del mercado también se aprecian los tres componentes de la cultura lagunera que se introducen en el proyecto: la celosía de metal; la vegetación ambiental, porque en las cubiertas de La Laguna es muy frecuente ver verodes, agarrados y desarrollados por si solos, por eso hice alusión a ese elemento; y el simbolismo, como por ejemplo, el primer plano de La Laguna que se hizo sobre una carta estelar, inspiró la iluminación nocturna de mi proyecto, porque el falso techo del patio tiene unas luminarias que son como una constelación de estrellas”.
-El empresario promotor del proyecto, Pablo Montesinos, alude frecuentemente a los mercados de San Miguel y San Antón de Madrid. ¿Usted se inspiró en ellos?
“No he estado allí, pero sí los he estudiado para ver cómo se organizan y qué funciona mal. Tanto en el de San Miguel, como el de San Antón, la primera queja es que las personas se amontonan en los mostradores y no dejan ver a los de atrás los productos que se venden. Por eso en mi proyecto e incluido una barra independiente en cada stand. De manera que el público pide su plato y se lo va a comer a la barra, y con eso se evitan aglomeraciones. En el mercado de San Pablo se une la hostelería con el comercio, porque en todos los stands puedes tanto comprar los productos para consumir en casa, como consumirlo allí. Un fallo que se ve en algunos mercados, como el de San Antón, es que comparten espacio un supermercado con los stands de restauración. De esta manera se pierde casi el 50% de la clientela. Por eso es tan importante elegir correctamente la ubicación del mercado, para evitar la competencia desleal”.
-¿Le gustaría continuar esta línea de proyectos de rehabilitación de edificios antiguos adaptados a funciones modernas?
“La rehabilitación de edificios antiguos adaptados a funciones modernas me parece muy interesante. A mí me encantan los retos, y variar. Ahora estoy desarrollando una vivienda, varios locales, la ampliación de una gasolinera. Me gusta investigar, empaparme de la cultura de los trabajos nuevos y desarrollar cualquier reto. Lo que hay que hacer siempre es investigar, hablar con gente experta que sepan del tema y asesorarse muy bien. El desarrollo de los mercados gourmet es un negocio asegurado, una forma de negocio muy rentable. Las islas son un buen lugar para crearlos, no muchos, pero sí bien localizados. Y La Laguna es el lugar perfecto, porque es una ciudad muy activa, donde se está desarrollando el turismo bueno, es decir, el que se interesa por la cultura y por la naturaleza”. ●