Sé tú mismo: que nada ni nadie te limite

Por Matías Fonte-Padilla
Los empresarios y empresarias son personas extraordinarias. Tienen algo que el resto de las personas no poseen. Tienen un sueño, una visión. Tienen un proyecto de futuro. Tienen una misión en el mundo, y saben cuál es. Quieren vivir de forma extraordinaria y tener éxito.
El resto de las personas, que tienen mentalidad de empleados, lo buscan de otra forma. Para ellos tener éxito en la vida es tener un buen trabajo fijo, disfrutar de una buena nómina, de unas buenas vacaciones, de una buena casa, de un buen coche, tener los niños en un buen colegio, disfrutar de orden en su entorno, que todo cuadre. Y para ello luchan a diario, buscando trabajo si no tienen, trabajando duro para otros, invirtiendo su dinero en esa casa, coche o colegio, manteniendo el orden y la estabilidad en su entorno y familia. Malgastan su vida en cumplir su sueño, y sufren mucho cuando ven que no lo están logrando. Generalmente, existe una enorme brecha entre lo que ellos sueñan tener y lo que realmente tienen. Y por eso sufren. Y se rebelan. Y lo que hacen es tratar de trabajar más, tanto dentro como fuera de casa. Y pasan los años, y van dejando atrás todo aquello que realmente quisieron hacer por todo lo que debieron hacer. Y les llega la jubilación, y los hijos se van de casa, y todo por lo que lucharon desaparece. Y entonces se sienten vacíos, aunque con la satisfacción del deber cumplido, y viven de recuerdos y de pasado el resto de su vida.
Un verdadero emprendedor no lucha por una vida como la descrita antes. No busca el éxito en la estabilidad laboral y personal. Sabe bien que si quiere llegar a su meta debe luchar contra el sistema, que trata de convertirlo en empleado, y contra las personas de su entorno, que tratan de limitarlo, “por su bien”. Lo de menos para un emprendedor es tener un trabajo fijo, le da lo mismo una nómina, ni unas vacaciones pagadas, ni tener un coche una casa. Sabe que el éxito reside en usar, no en poseer. En crecer y variar, en vez de estancarse. No es una meta en si misma tener su vida en orden, sino que utiliza el orden y la planificación para seguir adelante. No piensa en la futura pensión, porque sabe que nunca se jubilará. No vive de los recuerdos y del pasado, porque su cabeza está llena de nuevas metas por cumplir,y sabe que morirá con las botas puestas. Su objetivo en la vida no es sólo su casa y su familia, porque sabe que, aunque son lo más importante, también le limitan y estancan. Quiere dejar su impronta en este mundo, su grano de arena, su legado.
Y para ello el emprendedor trabaja duro, muy duro. No piensa en disfrutar de un horario, ni en simplemente cumplir con su trabajo. Un emprendedor tiene un sueño, y lo persigue sin descanso. Lucha a diario contra sus propias limitaciones, que le impiden avanzar. Lucha contra la familia y amigos, que tratan de que “entre en razón”. Lucha contra las administraciones públicas y el sistema, que le impiden avanzar en vez de apoyar su iniciativa.
Diariamente surgen distorsiones y problemas que harían a cualquiera dejar su sueño aparcado, y concentrarse en la vida real. Pero él/ella no quiere la vida real, perfecta y monótona que desean los que tienen mentalidad de empleado. De día y de noche las ideas sobre su proyecto brotan como de la nada, y no puede evitar sentir la sensación de que tiene que hacer algo, que tiene que ponerse en movimiento. Cada día que pasa y no ha podido avanzar siente que ha sido una oportunidad perdida.
Como hay que pagar facturas y vivir dentro del sistema, muchos verdaderos emprendedores se ven atrapados en una forma de vida que no quieren, yendo a diario a trabajar para otros, pagando por un sistema de vida que realmente no quieren, pero que es el “correcto”. Y ven como las horas y los días pasan y no avanzan en su proyecto, porque apenas tienen tiempo para nada. Y es que ahí es donde reside el problema, la “vida normal” roba el tiempo para poder cumplir los sueños.
Todo son límites. Todo son impedimentos, tanto internos como externos. Tener una autoestima lo suficientemente alta para poder superarlos no está al alcance de cualquiera. Aunque seas muy optimista, la vida “real” te va machacando de tal forma que muchos abandonan, y se convierten en este 99% de la población que no cumple sus sueños. Y cuando eso ocurre, te das cuenta de que las personas alrededor te apoyan, te aceptan, te quieren más. ¿Por qué? Porque has renunciado a tu sueño, y te has adaptado al sistema. Ya no hay discusiones ni problemas en tu familia, y la administración no te persigue mientras pagues puntualmente. Si hubieras luchado por tu sueño los habrías dejado en ridículo, porque ellos/ellas han elegido no hacerlo. Y tú, de nuevo en el redil, te conviertes en otra oveja que esperará pacientemente a ser feliz cuando se jubile….si no se muere antes. Eso sí, en algunos momentos sentirá una quemazón en su interior, una mezcla de rabia, impotencia y resignación, que irá mitigando día a día hasta que se auto convenza de que el camino correcto es ser empleado y tener una vida estable, al fin y al cabo él/ella lo ha elegido. El siguiente dato que confirmará la alineación al sistema será cuando vea a alguien que quiera emprender, y le aconseje que no lo haga, lo desamine, porque para qué, si al final vas a fracasar…
Sólo algunos/as verdaderos luchadores se arman de valor, y con una autoestima a prueba de bombas, son capaces de seguir adelante. Esto no garantiza su éxito, y posiblemente no logren su sueño, o quizás solo alcancen parte de sus metas, pero al final de sus días tendrán la satisfacción de haberlo intentado, de haber invertido su vida en lo único que valía la pena. Saben que lo importante es disfrutar del camino, tener una vida extraordinaria.
Ser emprendedor no es un trabajo, no es una profesión, es un estilo de vida. Todas tus acciones están condicionadas por tu visión optimista y creadora del mundo, por mucho que los demás quieran limitarte. Quieres vivir una vida extraordinaria llena de retos y avances. No te dejes amargar por los amargados que quieren que nada cambie, que quieren que el mundo sea como ellos quieren, controlado y estable. Ni los oigas. Sigue adelante. No te pares a discutir con ellos, no te van a entender ni a aceptar jamás.
Crea tu futuro. Será duro, muy duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●