Más allá del Coaching empresarial: Mentoring, apoyando a emprendedores

Por Matías Fonte-Padilla
Una nueva forma de asesoramiento está despuntado, el Mentoring. La figura de un mentor que ayude al emprendedor durante un tiempo prudencial. Una persona con mucha experiencia que sirva de pañuelo de lágrimas, que sepa escuchar, que ayude al emprendedor a ver desde fuera los problemas, pero con una serie de límites muy claros, para que sea el propio emprendedor quien tenga siempre las riendas de su negocio, sin verse asesorado ni dirigido hacia unas determinadas decisiones. El Mentoring es también la vacuna contra la soledad que sufre todo emprendedor.
Desde hace tiempo me encontraba con una paradoja: por un lado los nuevos emprendedores necesitan un buen asesoramiento para salir adelante, puesto que desconocen la realidad de la gestión empresarial, y pueden tomar fácilmente decisiones erróneas, pero por otro lado los servicios de asesoramiento y las administraciones limitan tanto el margen de maniobra que realmente parece que el negocio no está bajo el control del emprendedor. Además está el factor de la formación del emprendedor, que puede ser tan extensa que nunca una persona estaría suficientemente formada para emprender. Y emprender con desconocimiento es un billete al fracaso empresarial.
Esto ha hecho que sea necesario considerar por un lado la formación del emprendedor y por otro el asesoramiento sobre el negocio. Pero claro ¿Hasta qué punto los que asesoramos debemos implicarnos en la toma de decisiones de un negocio? Hasta nosotros llegan emprendedores llenos de problemas que a gritos nos piden ayuda para solucionarlos. A veces vemos cómo resolverlo y otras no, pero ¿Debemos realmente guiar al emprendedor para que tome una determinada decisión, o es mejor no decirle nada para que se estrelle y aprenda a base de experiencia propia, de cicatrices?
Para formarte como emprendedor tienes muchos caminos, pero obviamente el más efectivo es la propia experiencia. Pero resulta triste que un empresario para aprender tenga que tropezar con la misma piedra con la que otros muchos ya cayeron. Por otro lado, nadie puede sustituirte, eres tú el que tienes que tomar las decisiones, erróneas o no, tener éxito o no, plantearte nuevas metas, trabajar duro para sacar adelante tu negocio.
En esta crisis empresarial en la que nos encontramos ha surgido un nuevo empuje para que las personas nos convirtamos en emprendedores. Por parte de las diferentes administraciones surgen iniciativas que fomentan que iniciemos proyectos, que invirtamos nuestro esfuerzo y nuestro dinero en hacer realidad ese sueño que teníamos claro: tener nuestro propio negocio.
Pero cuando bajamos de la nube y nos ponemos manos a la obra nos encontramos con que el mundo empresarial real es muy duro y desagradecido. Y no hay nada que nos asegure el éxito, aunque hayamos elaborado del Plan de Empresa perfecto, aunque contemos con el dinero y los recursos necesarios, aunque tengamos ese local con el que tanto soñábamos, incluso aunque nuestras ventas vayan mejor de los esperado. Sabemos que en numerosas ocasiones las empresas de nueva creación fracasan, perdiéndose todo lo invertido y lastrando al emprendedor en nuevos proyectos. Para evitar esta catástrofe, y es que en España fracasar supone una catástrofe, debemos contar desde el principio con mucha ayuda. Pero hay que tener presente que desgraciadamente la persona que elige ser emprendedor/a se enfrenta al peor de los desafíos: la soledad.
No hay sentimiento más profundo y desesperante en el mundo empresarial que la soledad. Cualquier empresario la conoce. Da lo mismo que estés rodeado de empleados, clientes y proveedores, sabes que en realidad estas solo. Da lo mismo que estés todo el día ocupado resolviendo millones de cuestiones. Cuando el estrés del día te deja un respiro descubres que no tienes nadie a tu lado. Todas las decisiones dependen de ti, todos los fracasos son tuyos, todas las pequeñas alegrías del día las tienes que celebrar tu solo. De hecho, si tratas de explicar a cualquiera que te rodea porque te sientes así, nadie te va a entender. Tú creas tu propio mundo, y fuera de él no hay nadie que sepa comprenderte.
Pero aparentemente no estás solo. Si sabes moverte tienes ayuda desde antes de poner en marcha tu negocio. Ante todo, en la fase de planificación debes contar con el apoyo de familiares, amigos, y servicios de creación de empresas, como los existentes en las cámaras de comercio. No olvides buscar la voz de la experiencia en personas que ya hayan emprendido un negocio como el tuyo. Y por supuesto, no debes dejar de lado tu formación, aprender todo lo necesario para conocer al máximo todos los aspectos de tu negocio.
Afortunadamente son muchos los servicios y recursos que existen actualmente para poner en marcha un negocio. Todos ellos ponen el énfasis en el proyecto en sí, pero ¿Qué es un negocio sin un buen emprendedor? Por muy exitoso que pueda ser un proyecto, se derrumbará si detrás no hay una persona estable, responsable, con capacidad de liderazgo, con la mente puesta en las metas, con alta resiliencia, en definitiva, con todas esas cualidades que deben poseerse para alcanzar el éxito. Muchas de ellas no las posees, y algunas no serás capaz de desarrollarlas. Y por otro lado, está lo que aprendes con la experiencia, pero si tienes que aprender a base de caer en todos los errores que otros ya cometieron nunca saldrá adelante tu negocio.
El Mentoring aparece como una solución muy equilibrada y positiva de ayuda al emprendedor. Un mentor es una persona que ha sido o es empresario, o que tiene mucha experiencia en gestión empresarial, o que es especialista en aspectos específicos que pueden ayudar al emprendedor, como las finanzas o la psicología. Un mentor es capaz de ver lo que un emprendedor novato no ve, porque muchas veces ya el mentor ha tenido que levantarse de las caídas por piedras de las que el nuevo emprendedor no sabe ni que existen.
Ser mentor es acompañar al empresario en su trayecto, escuchar sus problemas, hablar con él para que sea capaz de organizar sus ideas, es hacerle sentir que no está solo. Una vez eliminada la soledad, se siente seguro, firme para tomar decisiones. Una vez el empresario es consciente de que te tiene cerca, se sentirá más arropado, y escuchar tus preguntas le permitirá ordenar sus ideas. Ayudar sin dirigir, aconsejar sin asesorar, servir de apoyo sin predisponer, la labor del mentor es complicada, porque significa ver sin intervenir, incluso cuando sabes que un camino determinado puede llevar al desastre, pero con la tranquilidad de saber que estás aportando todo tu saber y experiencia de forma altruista en un proyecto que aunque no sea tuyo, te sentirás parte de él. Y con el emprendedor se establecerán unos lazos que irán mucho más allá del simple asesoramiento, una empatía que hará que seas alguien muy especial para él/ella.
Si quieres aportar todo lo que eres para que otro pueda triunfar, no lo dudes. Sé que el camino de mentor es difícil, porque yo lo estoy recorriendo, pero es la mejor forma de que tu propio sacrificio sirva para ayudar a los demás. ●