¡¡¡Ilusiónate cada día como si fuera el primero!!!
Por Matías Fonte-Padilla
Los emprendedores y emprendedoras son personas extraordinarias. Tienen futuro. Y lo tienen porque un sueño lo transforman en una meta, y esa meta la alcanzan a base de planificar y trabajar muy duro en esa dirección.
Pero lo más importante no es la meta, sino el camino. Un emprendedor/a tiene que vivir y disfrutar trabajando para él/ella mismo/a. No se trata de llegar a ningún lado. Ser emprendedor no es un trabajo, es un Estilo de Vida.
Es verdad que todo comienza con un sueño. Y para sacar a delante un negocio y que tenga éxito es imprescindible estar enamorado de lo que uno hace. Porque si montas un negocio con la finalidad de tener un autoempleo y pagar tus facturas, vas por mal camino. Porque si montas un negocio con el único objetivo de ganar dinero cueste lo que cueste, sacrificando tu vida personal y tu salud, vas por el mal camino. Y vas mal porque no tendrás el arma que es capaz de mantener tu autoestima alta cuando todo parezca ir mal. Esa arma es la ilusión.
Ser empresario es estar ilusionado con lo que se hace. Se disfruta cada mañana, por muy estresado que esté uno, y además en todo momento piensas que estás haciendo lo correcto. Sí, lo fácil hubiera sido buscarte un trabajo de cualquier cosa, un trabajo fijo con el que pagar las facturas, y tener una vida perfectamente organizada en que todo cuadrara. Y ahora te ves, a lo mejor sin un duro en el bolsillo, y sientes que estás en el lugar correcto, haciendo lo que tu alma te pide hacer. Esa satisfacción no se paga con nada.
Pero elegiste otro camino. Decidiste apostar, sí, apostar, arriesgar tu futuro por tu sueño. Y sabes que el 95% de los emprendedores fracasan en sus intentos de crear su negocio. Y además ese camino está lleno de incertidumbre, y de palos. Desde el principio solo has recibido golpes por todos lados, es como si hubiera una energía negativa que se opusiera a todos tus proyectos Cada vez que te mueves en un sentido te encuentras la oposición de todo el universo que trata de detenerte, todo son quejas e impedimentos, tanto físicos, psíquicos como burocráticos.
A ti te da igual lo que ocurra alrededor, o eso aparentas. Haces oídos sordos a todos/as los que te dicen que tu negocio no es posible, que no lo vas a lograr. Aunque la realidad es que tienes una autoestima frágil, sobre pies de barro, porque la incertidumbre es tan alta que muchas veces dudas hasta de ti mismo/a. Y por eso muchos comentarios o hechos negativos se convierten en torpedos que impactan directamente en tu línea de flotación, te los tomas en serio y desestabilizan tu flotabilidad, sintiendo como estás más hundido de lo que creías, son como golpes de realidad que te destrozan. Pero no te dejes engañar, no se trata de elementos objetivos, sino muy subjetivos y negativos, pero que influyen mucho en ti. Por eso es imprescindible que protejas tu autoestima, tienes que rodearla con una coraza impenetrable, aunque algo artificial, la ilusión.
Recuerda cuando iniciaste el proyecto. Estabas completamente enamorado de él, completamente ilusionado, completamente ciego. Por eso eras tan peligroso. Eras una bomba a punto de auto explotarse. Y si tuviste dinero para montar tu negocio, todavía fuiste más peligroso, con los pies más cerca del fracaso. ¿Por qué? Porque al estar cargado de optimismo e ilusión lo que estabas era tan ciego que no sólo no veías la realidad, sino que minimizaste los riesgos y los límites, tanto personales como del negocio.
Y por eso trabajaste sin descanso, sin mirar horario, sin escatimar en gastos, sin pensar si era posible o no, solo avanzabas, a cualquier precio. Y el precio lo pagaste, eso seguro. Calculaste tan mal que un día tu cuerpo te pasó la factura, o dejaste amigos o familiares por el camino, o se te acabó el dinero y te fallaron las cuentas, o los supuestos beneficios no solo no llegaron, sino que te llenaste de deudas y tu negocio se bloqueó, o incluso quebró. Y te derrumbaste, porque consideraste injusto que una persona que lo ha dado todo por su negocio pueda perder tanto.
Por eso es tan importante la ilusión. ¡Ilusiónate! ¡Sé optimista! Disfruta cada día de ser emprendedor, de trabajar duro para sacar adelante tu negocio. Pero tiene que ser una ilusión global, por tu vida en general, por ese camino mortal que estás recorriendo, y que un día se acabará. Y por eso tienes que estar ilusionado con tu proyecto, pero también con tu familia, tus amigos, tu tiempo libre.
Ilusiónate cada día como si fueras un niño. Asómbrate de cada hecho que sucede. Si te has levantado temprano para trabajar para ti, detente un segundo con una taza en la mano para ver el amanecer. Si estás a tope y ves un paisaje precioso, detente y sácale fotos. Si estás en una cola de un banco, no pierdas la oportunidad de hablar con cualquiera y prestarle atención de verdad, disfruta de la experiencia de conocer personas nuevas y llenarte con sus vivencias. Ilusiónate cada vez que contrates a un trabajador. Ilusiónate cada vez que crees un nuevo producto o servicio. Ilusiónate cada vez que veas entrar al próximo cliente. Y si quieres adquirir algo nuevo para tu empresa, búscalo con cariño e ilusiónate cuando lo vayas a usar, siéntete un niño con un juguete nuevo. Ilusiónate con todo.
Vive, vive de verdad, vive ilusionado con el camino que has escogido, y disfruta de él. No hay nada que te acerque más al éxito que trasmitir energía positiva y convertirte en un foco deslumbrante de positivismo. Verás como todo a tu alrededor se transforma, e incluso las personas que te rodean se contagiarán de tu ilusión y optimismo. Y ya no será tan importante cuánto dinero ganes, porque estarás viviendo la vida que has escogido.
Ilusiónate y Crea tu futuro. Será duro, muy duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●