¿Eres demasiado joven/viejo para emprender?

Por Matías Fonte-Padilla
La edad, factor limitante. Los años pasan rápidamente, y tanto si somos jóvenes como mayores, pensaremos que nuestra edad nos impide realizarnos plenamente y alcanzar nuestros sueños. Y esta autolimitación nos influye tanto si somos empleados como emprendedores. “Soy demasiado joven/viejo para trabajar/emprender”. Esa frase se nos pasa por la cabeza, y nos influye a la hora de tomar decisiones. Vamos a ver que significa enfrentarse a una entrevista de trabajo, o tratar de emprender un nuevo proyecto, cuando en nuestra mente el factor edad no nos deja pensar con claridad.
Si tienes un trabajo fijo o eres funcionario, ni siquiera te planteas lo que puede significar que te tengas que enfrentar de nuevo a una entrevista de trabajo o a unas oposiciones. No es nada fácil. Y si eres empresario, te sientes en otro nivel, por lo que es difícil que realmente seas capaz de darte cuenta de lo mal que lo está pasando una persona que va a una entrevista de trabajo. Pero trata de ponerte unos minutos en ese momento.
El estrés que genera no tener trabajo hace que generalmente una persona activa y positiva se hunda en una espiral de pasividad y depresión, que se quede en su casa dejando pasar los días y las semanas, perdiendo muchas oportunidades de promocionarse. Y si es capaz de realizar alguna acción, como visitar empresas y poner currículos, como casi siempre los resultados son negativos, pues todavía se hunde más en la miseria del fracaso. Esa es la definición. Esta persona se siente fracasada. Da lo mismo su nivel académico o su experiencia profesional, los pensamientos negativos afloran, como de que uno no vale para nada, de que ya nadie le va a dar trabajo, de que de nada sirve todo lo que ha estudiado, de que ya no va a encontrar un trabajo digno. Y claro, todo esto paraliza aún más a la persona.
Se produce una inseguridad tan grande que cuando tienes la posibilidad de conseguir un empleo porque te han citado para una entrevista de trabajo, tu cuerpo reacciona con todos los síntomas de nerviosismo posible: sudor frío, pensamientos negativos, temblores, falta de concentración, falta de memoria, etc. Cuando estás en la entrevista de trabajo no te sientes tú, eres una versión muy desmejorada de ti mismo, nunca estás seguro de lo que haces o dices, y siempre la terminas con la sensación de que no enseñaste todo lo que tú eres, que te salió mal, que podías haber hecho o dicho cualquier otra cosa a lo que realmente ocurrió. Y cuando te aceptan, es cuando te das cuenta de que realmente tú si vales, tu autoestima mejora y te metes de lleno a trabajar con entusiasmo.
Uno de los factores que más desestabiliza la confianza en uno mismo es la edad. Cuando estamos en el proceso de búsqueda de trabajo somos conscientes de la edad de que tenemos, y nosotros mismos nos auto-limitamos “No me van a coger porque soy demasiado joven”, “Seguro ya no quieren gente tan vieja como yo”. ¿Por qué somos nosotros mismos los que nos ponemos barreras? Si alguien te quiere considerar demasiado joven/viejo para un puesto de trabajo, pues esa persona/empresa es la que pierde la oportunidad de tener a alguien tan valioso como tú.
En algunos trabajos la edad es el factor determinante, es más, muchas veces no importa tu cualificación si tienes la edad adecuada. Un ejemplo de profesión es la de comercial de productos juveniles o azafata/o de congreso, donde si no eres joven jamás podrás optar a trabajar, y por supuesto, si eres mujer además tendrás que tener determinados rasgos de belleza. Increíble. No puedo justificar esa fijación que tenemos en tratar de buscar caras bonitas y jóvenes para determinadas actividades profesionales. Claro está que funciona utilizar gente joven, porque la juventud es un cualidad altamente preciada y deseada, salvo para quien la tiene, que generalmente no es demasiado consciente de su valor.
Considera tu edad como una ventaja, como uno de tus activos más preciados. No la dejes al margen, como si se tratara de un dato que tuvieras que ocultar. Al revés, aprovéchala para conseguir ese empleo que tanto deseas. Y es que la edad es un elemento que valoran en las empresas de forma clara, y te van a etiquetar por ella, no puedes evitarlo.
Si eres muy joven o aparentas ser joven, da lo mismo la experiencia real que tengas, subjetivamente te van a valorar sin la experiencia suficiente para un puesto. Vas a tener que demostrar con tu actitud, y sobre todo con tus hechos, que realmente sabes realizar las tareas con eficacia y eficiencia. Lo mismo ocurre si eres joven empresario, te van a etiquetar como que tienes empuje y ganas de salir adelante, pero que no tienes ni la experiencia ni los contactos suficientes para ser un buen empresario. No te pares a demostrar a los demás lo que eres, dedícate a trabajar en tu negocio y que tus hechos y resultados hablen por ti.
Si eres mayor o aparentas ser mayor, da lo mismo el empuje y las ideas frescas que tengas, subjetivamente te van a valorar como que ya estás acomodado y quemado, y que como tienes experiencia, todo lo que propones es para beneficio propio, y no para la organización. Los más jóvenes te respetaran inicialmente por la edad, pero si eres estricto con tu trabajo enseguida te odiaran y temerán. Si eres empresario tendrás la ventaja de que te etiquetarán con experiencia y serenidad, que no tomarás medidas que pongan en riesgo real tu proyecto, y por lo tanto recibirás más apoyos tanto de entidades financieras como de proveedores. Sin embargo, al no tener el “activo” de la juventud, no podrás competir con tus nuevas ideas y proyectos con jóvenes empresarios/as, a los que el sistema les brinda numerosas ayudas para emprender, y están siempre en el punto de mira de las subvenciones. Si eres mayor, quedas fuera de esa maquinaria que fomenta el emprendimiento.
¿Cuál es la edad ideal para emprender con éxito? Hay quien piensa que sólo una persona que sea emprendedora desde joven puede tener éxito, porque irá aprendiendo de sus múltiples experiencias, se forjará y madurará, creándose a sí mismo. Por lo tanto, parece claro que a emprender hay que empezar de joven. Es más, tenemos la convicción de que un buen emprendedor nace con algo diferente que el resto de mortales. La realidad es que cualquier persona se puede volver emprendedora en cualquier momento, tenga o no tenga experiencia previa. Si bien es cierto que quien tiene espíritu emprendedor desde joven tiene un mayor aprendizaje, esto no le garantiza el éxito. La historia lo demuestra, grandes éxitos empresariales han sido realizados por personas mayores y sin experiencia previa, sólo hace falta navegar un poco por la red para ser consciente de esto.
Por lo tanto, ya sabes, si quieres emprender, nunca es tarde, y nunca es demasiado pronto. Siempre es buen momento para luchar por ese sueño que tienes anclado en tu mente. Todo depende de ti. ●