Cuando tengas muchos calderos al fuego, no desatiendas ninguno
Por Matías Fonte-Padilla*
Para el emprendedor/a, a medida que se involucra en su negocio, todo se va complicando. La idea inicial era genial y sencilla: producir o vender un producto y/o servicio, y cobrar por ello. Pero es mundo real es diferente, y mucho más difícil.
Y como es fácil pensar a lo grande, también es muy común el error de empezar a lo grande. En lugar de testar la salida de nuestro producto o servicio, y después adaptar nuestro negocio a las ventas iniciales, lo solemos hacer justo al revés, con un gran riesgo.
Y así lo primero que hacemos es buscar un local y alquilarlo. Y llenos de aires de grandeza encargamos nuestro cartel, como si con eso tuviéramos ya un negocio. El problema es que mucho antes de abrir van a aparecer muchos gastos, algunos de ellos no sabíamos que existían. Por ejemplo reparaciones para cumplir con la movilidad, los impuestos de agua y basura, uno por epígrafe, prevención de riesgos laborales, instalación y revisión de extintores, seguros del local, protección de datos, servicio de limpieza, instalación y mantenimiento de rejas, cartelería, etc. Es decir ponemos los gastos antes que los ingresos. Y recuerda, un negocio es como un agujero negro para el dinero, es capaz de engullir todas nuestras reservas.
También sucede que nuestro negocio se va diversificando. Quizás al inicio teníamos la idea original de ofrecer un solo tipo de producto y/o servicio, pero pronto nos vemos metidos en la venta de una gama mucho mayor. Esto se debe por un lado a la estrategia de los comerciales mayoristas, que te tratarán de colocar todos los productos posibles, y por otro lado a las oportunidades de ventas que tú puedes creer tener. Y así te embarcas en tener un enorme stock muy diverso, por “si acaso” un cliente le puede apetecer algo. Esto es muy peligroso, porque nos hace incrementar nuestro inmovilizado, y además los productos se pueden quedar desfasados, por lo que pierdes toda la inversión. Lo más adecuado es tener un stock lo más pequeño posible.
Te verás rápidamente desbordado por todas las actividades que tienes que hacer a diario, lo que hará que apenas tengas tiempo para nada más, tu vida personal pasa a segundo plano. Y aún así, sacrificándolo todo por tu empresa, el tiempo no te da. Y aparte de los temas diarios, cada semana surgirán problemas e inconvenientes que reclaman tu total atención, porque son vitales para la supervivencia del negocio. Cada mañana te levantas totalmente desbordado, lo que no te permite ni planificarte, sino ir apagando fuegos todo el día.
Tienes que ser capaz de convertirte en una persona multitarea, y para ello no hay nada como:
a. Planifícate y apunta todo. Debes tener claro cuáles son tus prioridades, y cómo son los procesos. Lo ideal es que lleves un sistema de control de tareas, para ello hay muchas aplicaciones móviles y de ordenador. Recuerda que cada gestión tiene varias subtareas, que son consecutivas, y que no puedes pasar a la siguiente sin haber completado la anterior. Y cuando te acuerdes de algo que debes hacer, apúntalo en la aplicación, porque si no lo vas a olvidar. Apuntar bien un dato significa que lo podrás encontrar muy rápido la próxima vez que lo necesites
b. Aprovecha los tiempos muertos. Todas las actividades generan momentos en los que no puedes hacer nada, y puedes para aprovecharlos para realizar varias acciones al mismo tiempo. Por utilizar un ejemplo casero: ¿eres de los que se queda mirando al microondas mientras se calienta la comida, o eres de los que aprovecha ese tiempo para hacer otra actividad en la cocina?, ¿eres de los que espera pacientemente a que se encienda el ordenador, mirando la pantalla sin hacer nada, o mientras se va cargando vas realizando algo útil? Una cola en un banco o centro de salud es un regalo para una persona multitarea, que puede aprovechar este tiempo para concentrarse en una tarea concreta.
c. Mucha precaución con los ladrones de tiempo, que además te hacen perder la concentración. Si decides que vas a realizar una tarea, no te salgas de ella por nada del mundo, no te dejes tentar por otras actividades. Por ejemplo si quieres buscar un E-mail determinado, focalízate en resolver esa gestión, y no te pongas a leer otros correos. Si realizas actividades por Internet y redes sociales, vete directamente a lo que quieres hacer, y no te dejes distraer por otros temas. Cuidado con los mensajes de las redes sociales, te hacen perder la concentración.
d. No hagas nada que no sea útil. Reuniones largas y tediosas, quedar con personas que realmente no te interesan, ponerte a hacer actividades que te restan demasiado tiempo pudiendo pagar para que alguien las haga. Huye de cualquier situación o lugar que sabes te va a hacer perder lo más valioso que tienes, tu tiempo.
e. Todo lleva su tiempo. Cualquier acción siempre llevará bastante más tiempo del que podrías pensar, así que planifícate bien sabiendo que los plazos reales van a ser siempre más largos.
f. Crea sinergias y vete creciendo. Toda la información que vas recogiendo, toda la experiencia que acumulas, todos los contactos que haces, tienes que saber unirlos y aprovecharlos en tus nuevas acciones empresariales. Cada vez serás más fuerte y capaz.
g. No cojas más de lo que puedas realmente abarcar. Puedes realizar varios proyectos al mismo tiempo, pero tienes que saber decir que no a las nuevas oportunidades mientras no termines las anteriores. A medida que una acción finaliza puedes ir embarcándote en una nueva aventura. Y por supuesto, aprende a dejar tiempo para tu vida personal, y a saber descansar y desconectar.
Ya sabes, no dudes en convertirte en un emprendedor multitarea, porque podrás realizar varios proyectos a la vez, y así seguir creciendo como profesional y asegurando tu negocio. Pero cuidado, porque es muy fácil verse desbordado y eso te puede llevar al agotamiento y al caos. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●