Controla tu crecimiento. (II) Preocúpate si vas mal, pero preocúpate más si vas bien

Por Matías Fonte-Padilla
A medida que tu empresa empieza a funcionar descubres que el papel lo aguanta todo, y que aquel Plan de Negocio que tenías inicialmente es cada vez es más utópico, que la realidad lleva su propio camino. Sobre todo en la gestión económica, pronto descubres que todas tus previsiones no se cumplen, y generalmente tus gastos te arrastran hacia abajo, manteniéndote siempre en un nivel de efectivo muy limitado.
El factor limitante de no tener nunca dinero en efectivo, de no llevar dinero en el bolsillo, te impide realizar compras urgentes y necesarias, y estás siempre esperando a cobrar alguna factura para poder realizar las compras. Y así, por mucho dinero que cobres, parece que nunca vas a salir adelante, te sientes totalmente limitado para hacer crecer tu negocio.
Pero también puede ocurrir lo contrario. Existen negocios en los que nada más comenzar los ingresos superan con creces a los gastos, de forma que cada vez existe más y más dinero en efectivo. Esto suele suceder con empresas tecnológicas y de Internet. Y sus dueños ven como en la cuenta de la empresa cada vez hay más dinero, y debido a que el negocio ya está creado y funcionando, en poco más se puede invertir para mejorarlo, por lo que el dinero en cuenta crece de forma exponencial. Y esto, que en principio podría parecer el sueño de cualquier emprendedor, en realidad se convierte en una gran pesadilla. El exceso de beneficios genera numerosos problemas fiscales, y sobre todo, la falsa percepción de que todo va bien.
Y así, tienes tanto dinero que piensas que ya está todo hecho, y no vigilas el negocio, sino que comienzas cada día a trabajar menos y a vivir la buena vida más a menudo. Tus gastos personales suben exponencialmente, hasta tal punto que llevas un nivel de vida que te puede llegar a destruir. Te embarcas en deudas personales a largo plazo que piensas podrás pagar fácilmente, y disfrutas de tarjetas sin límites, buenos restaurantes, viajes, coches, y por supuesto una gran casa. Toda tu familia se ve beneficiada de este nuevo tren de vida, al que se suben fácilmente. ¿Y qué ocurre cuando el negocio se desinfla y deja de entrar dinero de golpe? Pues la ruina total. Tu familia no encaja nada bien tener que bajarse de lo que ya consideraban lo normal, lo que te acarrea muchos problemas personales, y además te quedas arruinado de por vida.
En mi caso particular, cuando mi última empresa subió y facturaba cada vez más, yo seguí con mi mismo nivel de vida: el mismo coche, la misma casa, el mismo ocio. Cuando llegó la catástrofe me tuve que endeudar personalmente para cerrar la empresa con dignidad, y después las administraciones públicas cayeron sobre mí, embargándome el resto de mi vida laboral. Lo que me salvó de vivir como un indigente fue precisamente que no subí mi nivel de vida cuando todo iba viento en popa. Y, además, a la hora de negociar mis deudas pude demostrar que no hubo enriquecimiento ilícito, que ni un euro de la empresa salió para mis gastos personales, sino que fue justamente al revés, pues solicité préstamos personales para mantener la empresa. El poder demostrar que había actuado así me permitió llegar a acuerdos con bancos y administraciones que de otra forma hubiera sido imposible. Sí, estoy embargado, sufriendo mes a mes por salir adelante, pero estoy lleno de ilusión, de proyectos, y, sobre todo, con la conciencia tranquila. Quedaron algunos flecos que no pude solucionar, pero tengo la tranquilidad de no haber actuado ni de mala fe ni para mi enriquecimiento personal. Estoy seguro que en el futuro cerraré completamente lo que me queda pendiente.
Por todo esto te vuelvo a recomendar este mes que el crecimiento del negocio no lo puedes dejar al azar, tanto si va bien como mal. He aquí nuevas recomendaciones que seguro te ayudarán a seguir la senda económica correcta:
-Desconfía de los éxitos rápidos. Si cualquiera te viene vendiendo el negocio de tu vida, pregúntale por qué si ese negocio es tan bueno no lo ha hecho él ya. Si te sale una oportunidad de negocio en la que no cobras hasta el final, desconfía. Averigua todo lo que puedas sobre las empresas y personas involucradas, y no te arriesgues. Recuerda que un mal negocio puede hundirte la empresa y endeudarte de por vida. No te fíes en este sentido ni de familiares ni amigos. Solo realiza un trabajo y servicio si recibes un tanto por ciento de adelanto que te cubra los gastos iniciales y garantía de pago del resto. Recuerda que tú no puedes financiar a los demás. Aun tomando todas estas precauciones verás cómo algunos clientes dejarán de pagarte, así que imagínate si no las tomas.
-Cuanto más grande eres más impuestos pagas. Y si no tienes suficiente liquidez te puedes colapsar. Procura llevar una buena contabilidad, e ir reinvirtiendo en la empresa para que no tengas excesivos beneficios. Si tienes un local o un vehículo mayor, pagarás más impuestos. Por cada trabajador que incorpores, pagarás más. Por la compra de más material, pagarás más. Ten cuidado, porque las tasas e impuestos suponen todos los meses el quebradero de cabeza de cualquier empresario. Recuerda, de cada ingreso que recibas guarda una parte para impuestos, y olvídate de ese dinero, no es tuyo. Por ello, se trata de obtener el máximo beneficio posible con la mínima infraestructura necesaria.
-Crece con personas de confianza. A medida que tu empresa crece, debes aprender a delegar. Busca personas que por sus hechos y carácter te den confianza, y vete asignándolos en puestos de responsabilidad y control. No crees una nueva sucursal o un nuevo departamento si no sabes a quién vas poner al frente. Ten en cuenta que en cualquier negocio solo las personas que te son leales no te roban, a las demás hay que controlarlas muy bien. Para eso debes apoyarte en la tecnología, con cámaras, sistemas informáticos e inspecciones al azar. Si no tienes capacidad de ejercer ese control, no crezcas. Además, piensa que el objetivo a largo plazo es que la empresa se consolide, y que incluso te supere cuando finalice tu actividad laboral, y que continúe liderada por otras personas.
-Ten abierta tu mente a nuevas oportunidades para crecer más. Que tengas que ser desconfiado no significa que no busques como crecer. Para ello debes valorar oportunidades de negocio y realizar campañas de promoción. Cuando tu empresa tenga un cierto tamaño deberás invertir en externalizar esta búsqueda. Hay muchas empresas que ofrecen servicios de asesoramiento en búsqueda y marketing.
-No tengas prisas por crecer. Consolídate antes de dar el siguiente paso. Al igual que uno no debe caminar a saltos con los dos pies juntos porque vas más rápido poniendo un pie después del otro, por la misma razón no debes dar varios impulsos a tu empresa al mismo tiempo. Solo si llegaras a convertirla en una multinacional, podríamos hablar de cómo impulsarla al mismo tiempo en varios escenarios distintos. De momento, tú que eres un pequeño emprendedor con un pequeño negocio, céntrate por favor en consolidar cada uno de tus progresos antes de avanzar al siguiente.
El próximo mes reflexionaremos del crecimiento del negocio en el tiempo, es decir, como hacer que tu empresa se consolide y te sobreviva, hablaremos del relevo generacional. ●