¡Aprende a decir que NO, incluso a ti mismo!, ¡No te dejes chantajear!

Por Matías Fonte-Padilla
En los negocios, como en la vida, lo más importante es uno mismo. Lo que eres, lo que representas, como actúas. De eso dependerá lo que otros pienses de ti, y como se relacionarán contigo.
Tienes una forma de ser. Puede que seas amable por naturaleza, o quizás brusco. A lo mejor al hablar no haces sino encadenar palabrotas una detrás de otra, o quizás uses un lenguaje educado. Eres de los que te gusta vestir bien y elegante, o quizás vas desaliñado. Eres de los que cumples tu palabra, y se puede confiar en ti, o siempre estás jugando un doble juego, en que nada es verdad o es mentira.
Seas como seas, lo has decidido tú. Es más, cada día cuando te levantas decides como ser ese día. Podrías cambiar, y ser de otra manera, pero has decidido hoy ser así. No le eches la culpa al pasado, ni te justifiques con la frase “es que yo soy así”.
El principal enemigo del emprendedor es el mismo. Seas hombre o mujer, debes estar siempre en alerta contigo mismo. Si nuestras expectativas se van cumpliendo, corremos el riesgo de volvernos demasiado optimistas, de bajar la guardia, y por lo tanto ser excesivamente confiado. Si las cosas te van mal durante un tiempo, corres el riesgo de volverte pesimista y deprimido, y no sólo no salir adelante, sino ir perdiendo nuevas oportunidades.
Desde el punto de vista empresarial, y también personal, debemos controlar mucho tres aspectos fundamentales de nuestra personalidad.
Lo primero es darnos cuenta que nosotros no estamos viendo la realidad, sino nuestra interpretación de ella. Vemos el mundo a través de unas gafas.
Ten mucha precaución antes de tomar una medida importante, no te fíes solo de ti, por muy claro que lo tengas, porque estás viendo la realidad distorsionada. Haz un esfuerzo y pide siempre la opinión de otros colaboradores. Escúchalos activamente, y más si piensan diferente. Así podrás decidir sabiendo de antemano los pros y los contras de tus actos. Si no pides consejo pensarás que todo lo que haces es correcto, en una marea de autocomplacencia que solo te llevará al fracaso.
Lo segundo es ser consciente que nuestra seguridad o inseguridad, va a tener consecuencias, algunas graves. Decidir es equivocarse. Por muy correcta que creas que es tu decisión, siempre habrá personas que piensen que te has equivocado, y siempre perjudicarás a alguien. ¿Qué significa esto?, ¿Qué no puedo tomar decisiones? No, por supuesto que puedes, y debes tomar decisiones continuamente, pero siendo consciente de que habrá consecuencias, que podrías haber tomado otro camino, quizás no tan directo. Dudar no es una debilidad, sino una fortaleza de tu personalidad. Duda, plantéate tus esquemas, tus decisiones y tus actos continuamente, eso te hará más fuerte.
Lo tercero es modular nuestro carácter. Ser demasiado amable en una negociación o con una persona en concreto puede crearle falsas expectativas de que todo va bien, de que van a conseguir lo que están buscando, cuando en realidad tú solo estás siendo educado. Y así va pasando el tiempo, tú dando falsas esperanzas sin querer, o queriendo, y las otras personas recibiendo los falsos mensajes positivos. Para evitar esto no seas ambiguo con tus actos y tus decisiones, no trates, por quedar bien, de ser demasiado amable y condescendiente con los demás. Si das dos mensajes positivos y tres negativos, la persona que tienes enfrente sólo verá los positivos, minimizando u obviando el resto. Elimina frases del tipo “Esto no es así, pero bueno, en determinadas situaciones podría ser de otra manera…”. Y no hagas concesiones de las que te arrepientas. Te puede suceder que por afinidad de carácter caigas en tratos que aunque sean de palabra, no sean justos para ti. Si no quieres un trato con una persona o una organización, simplemente no negocies y punto. Como si no existiera. Y si ya has empezado a tratar, paraliza todo de golpe y no sigas negociando, no hay nada más que decir.
Si no eres capaz de pararte a ti mismo cuando vas por el camino equivocado, difícilmente podrás llegar a acuerdos duraderos y fructíferos con los demás. Di a tu Yo interior que NO, y cúmplelo, aunque sea muy duro. Recuerda que lo duro es hacer lo que realmente debemos. No mantengas relaciones con empleados, con clientes, con proveedores que sabes que NO. El mundo es grande, y siempre podrás encontrar personas y organizaciones con las que sentirás que Si vale la pena relacionarse. Cuando las encuentres trátalas con respecto y no las traiciones.
Si mantienes contactos e intercambio de información y bienes con personas y/o organizaciones que sabes que NO te convienen, y encima para no quedar mal utilizas un mensaje ambiguo, dando falsas esperanzas, que sepas que en cualquier momento se virará la tortilla, se sentirán mal tratados por ti, porque les prometiste algo que no estás cumpliendo, y se convertirán en tu enemigo. Para ello, como se sienten traicionados, usarán todas las armas a su alcance, incluyendo toda esa información que has compartido con ellos.
También podrán utilizar el chantaje contra ti durante un tiempo. Al principio lo harán de forma sutil, estarás atrapado en su red, caerás haciendo actos y llegando a acuerdos que claramente te perjudican. Si ellos ven que esta técnica funciona cada vez te chantajearán más, tú te sentirás muy agobiado y atrapado y no sabrás salir, y te pondrás en peligro como empresario. Romper con esto es fácil, páralo YA, ahora mismo, estés en el punto que estés, no continúes tratando de quedar bien.
La solución a todas estas relaciones tóxicas es ser directo. Si alguien te insinúa algo que no te gusta, di un No claro y rotundo, con educación, pero sin lugar a equívocos. Este NO quizás sea molesto para la otra persona u organización, pero dejará claro cuál es tu postura. Ya habrá tiempo para negociar más adelante. Pero no juegues a un doble comportamiento por quedar bien, porque a medio plazo saldrás dañado.
Utiliza un lenguaje claro y directo, realiza acciones coherentes, que no den lugar a equívocos o falsas esperanzas, Tú eres siempre el/la mismo/a, piensa y actúa como una persona única e íntegra. Es la mejor forma de salir adelante en los negocios, y como no, también en tu vida personal. Si tratas de tener dos personalidades, verás cómo todo se complica y llegará un momento que no sabrás ni quien eres. Y recuerda, el valor más importante de cualquier negocio es el emprendedor, y esa piedra tiene que ser firme como una roca, porque si no el edificio empresarial se tambaleará, y posiblemente terminará cayendo. ●