Al límite

Por Matías Fonte-Padilla
¿Tienes la sensación de que vives prácticamente atropellado por la vida, sin poder apenas tomar decisiones porque te viene un problema detrás del otro, sin tener tiempo apenas de reaccionar, y sin margen de maniobra? Eso es que vives al límite.
Aunque una persona no tome decisiones, la vida continúa, y los negocios también. El tiempo es imparable, y cualquier fecha, por lejana que te pueda parecer, llega irremediablemente. Hay que tener grabado a fuego que no tomar una decisión sobre un tema es en realidad tomar una decisión al respecto, que ha sido no hacer nada. Pero eso no significa que ese tema no sigue evolucionando por si solo, creciendo y ramificándose, o empequeñeciéndose y perdiendo importancia.
La planificación es imprescindible para cualquier emprendedor. Lo que ocurre es que nos es más fácil planificar el día a día, planificación táctica, que hacerlo a medio o largo plazo, planificación estratégica. Y debido a esto nos vemos desbordados por el día a día, con situaciones y problemas que muchas veces no sabemos por qué se han originado. Y así, nos da la sensación que estamos trabajando duramente a diario, por lo que asumimos que el negoció saldrá adelante. La pregunta es ¿hacia donde?. Si no hay planificación estratégica, serán las fluctuaciones del mercado y los agentes externos quienes controlarán el futuro de tu negocio. Lo ideal es tener un plan a largo plazo, con unas metas bien definidas, y sobre todo que tengan fecha. Eso permite que sepas hacía donde debes de ir, y que todos los días realices acciones hacia ese objetivo. Esas metas las debes trasmitir a tus empleados, y que queden claramente definidas sus etapas, para poder ir comprobando si estamos en la dirección correcta. Es como pilotar un barco, trazas una ruta hacia un destino, y defines en que puertos vas a ir haciendo escala para abastecerte. Así cada vez que llegues un puerto sabrás en que etapa estás de tu viaje, y cuáles son los recursos que te quedan y cuáles necesitas.
Por otro lado vivir al límite está relacionado con dejar que los plazos finalicen sin tomar decisiones. Un ejemplo es ese seguro que va a caducar, y como no has hecho nada por analizarlo, pues no te queda más remedio que volver a renovarlo con la misma compañía, aunque en tu interior sepas que es más cara que otras, y que encima no te ha funcionado bien. Pero como no tomaste una decisión con antelación, ni buscaste alternativas, ahora estás atrapado en tu propia decisión de no haber hecho nada.
El dejar las decisiones o acciones para el último momento, procrastinación, es sin embargo también un arma muy útil, si la usas con inteligencia. Ir negociando un tema sin tomar una decisión, puede hacer que la otra parte se ponga nerviosa y asuma que te puede perder como cliente, y justo cuando vaya a acabar el plazo de la negociación, con tal de hacer un trato, es capaz de hacerte una gran oferta. Pero es un arma de doble filo, porque si tiras demasiado de la cuerda, la otra parte puede pensar que tú realmente no quieres llegar a un acuerdo, y cerrar la negociación sin acuerdo.
Estar al límite no es adecuado porque no eres tú quien controla la situación, sino que depende de factores externos, que muchas veces no son favorables. Si vives al límite económicamente, y no tienes dinero para ir negociando buenos acuerdos y precios, serán otros los que te impongan los suyos, y encima tú no tendrás ni siquiera el dinero para pagarlos, lo que te obligará a endeudarte más, y que caigas en una espiral de crédito nada recomendable.
Por otro lado, dejar todo para el final pone muy nervioso a tus subordinados, y puede parecer una falta de dirección y control de la compañía o departamento. Por eso, si eres el jefe y pretendes llevar una negociación al límite, debes comunicarlo al equipo de trabajo con antelación, para que sean ellos los que te planteen inconvenientes a esa estrategia, y así tu tener más información para tomar una acertada decisión, llegar al límite o negociar antes. Y por el otro lado de la negociación, no dudes que la otra parte estará pensando igual que tú, llevar la situación al límite para que seas tú el que cedas. Esto lo denomino “enseñar los dientes”, dejar claro que vas en serio, y que no confundan tu amabilidad con debilidad. Incluso hay negociaciones que es necesario que se rompan, para que la otra parte vea que vas en serio, y así poder retomarla más adelante en nuevas condiciones más ventajosas y renovadas. Recuerda que no estás “casado” con ningún proveedor o cliente, y si te tienes que “divorciar”, pues lo haces. Quien sabe, a lo mejor más adelante te puedes hacer “pareja de hecho” y volver a trabajar juntos.
Y llegar al límite las negociaciones con quien siempre te ha tratado bien no es adecuado, es casi una falta de respeto. Quién ha cumplido contigo no se merece que tú no cumplas, ya sea con plazos de entrega o por no realizar acciones acordadas previamente. Es como decirle que no te importa tenerlo a tu lado. Y en este trayecto largo y complicado que son los negocios necesitas buenos compañeros/as de viaje.
Por último, tienes que desarrollar la capacidad de visualizar el futuro: ¿cómo quieres ver al negocio y a ti dentro de 1 año, y de 3 , y de 5 ?. Definir bien esos objetivos, y no dejarte atascar por lo problemas diarios. Imagina que dirigir un negocio es como conducir por la autopista. Ante todo sabes hacia donde vas. Tienes que ser previsor/a, y si ves un camión a lo lejos, debes cambiarte de carril antes de quedarte atrapado en la cola que se forma detrás de él. Tienes que acelerar o frenar según el tráfico, pero conducir de forma inteligente para que los obstáculos no te impidan tu progreso, y si ves que se va a formar un atasco, salir incluso de la autopista y coger una carretera secundaria, quizás llegues antes. Y si te has quedado atrapado/a, aprovecha ese tiempo para reorganizar tu estrategia y prepararte para lo que quieres que suceda en el futuro.
Ya sabes, vida sólo hay una, no la desperdicies, lo que quieras que suceda lo tienes que crear tú mismo, no vivas al límite salvo que sea parte de tu estrategia. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy.