Tómese el humor en serio

Numerosos estudios demuestran los beneficios del humor en el seno de una empresa. Reduce los problemas de salud y trastornos emocionales; evita que el estrés supere a los empleados; crea un ambiente de trabajo propicio; es un aliado en la gestión de conflictos; refuerza el liderazgo; y disminuye la percepción del riesgo a la hora de tomar decisiones.
Según los expertos, las personas se ríen una media de 15 veces al día. Aquellos que ríen a menudo sufren menos enfermedades y trastornos emocionales. El humor es un gran antídoto para la angustia y las preocupaciones ya que hace tomar distancia de los problemas ofreciendo otro punto de vista. Por ello, abordar con buen humor las situaciones estresantes tal y como surgen en el trabajo, evita que el estrés nos supere, así como nos ayuda a vivir mejor y más saludablemente.
El humor crea un entorno más humano y agradable de trabajo, potencia las capacidades del trabajador, aumenta la productividad, estimula la innovación, hace más efectiva la comunicación, favorece el aprendizaje, es integrador y fortalece las relaciones con los clientes. Además, es un gran aliado en la gestión de conflictos. Pasar un mensaje con humor es menos agresivo y menos directo, sin, no obstante, modificar su sentido. Desvía la atención del problema en sí mismo, permitiendo considerarlo bajo otras perspectivas.
No debilita el liderazgo, sino que al contrario, lo refuerza. Los dirigentes capaces de obtener lo mejor de sus colaboradores hacen generalmente prueba de un buen sentido del humor. Y por otro lado, se ha demostrado que el humor tiende a disminuir la percepción del riesgo. Cuando se trata de tomar una decisión crítica para la supervivencia de la empresa, más vale pasar los momentos de hilaridad de lado.
Un estudio de las profesoras Nancy Rothbard, de Warton University de Pennsylvania, y Stephanie Wilk, de Fischer College of Business de Ohio, llegó a descubrir que el estado de ánimo, ya sea negativo o positivo, influye en la productividad del trabajador, pero sobre todo el efecto del buen humor es todavía mucho más importante. El humor con que se llega al trabajo tiene un mayor efecto sobre el estado de ánimo de todo el resto del día. También el estado de ánimo de los clientes afecta al humor del trabajador.
Por otro lado, diversos estudios indican que fomentar en las empresas programas de formación para que los empleados ejerciten su sentido del humor es muy positivo. Pero no se trata de crear espacios de relax con salas de juegos, clases de yoga, y demás, como se está poniendo de moda últimamente. Esto sería solo una pequeña parte que acompañaría al concepto de humor como diversión o distensión. Lo verdaderamente importante es transformar la cultura de la organización a través de la formación de las personas en la utilización de su sentido del humor en forma positiva, de forma coherente y consistente, activando sus emociones más agradables, motivando al autoconocimiento y al del otro.
No se puede hablar de un modo único y estandarizado de introducir el humor en la empresa, porque no es un activo material. Su incorporación estará determinada por la cultura de la empresa que desee sumarse a esta corriente, como así también a su estadio de desarrollo como grupo. Pero más allá de los detalles, se trata claramente de un proceso.
EL RIESGO DE PASAR LA LÍNEA
No hay que olvidar que existen diferentes tipos de humor. El grado de sensibilidad de las personas varía dependiendo de la personalidad, su cultura y costumbres, de forma que lo que puede ser gracioso y divertido para unos, puede que carezca de gracia para otros. Poseer sentido del humor tampoco significa estar constantemente de broma. Es importante conocer el límite en el que una broma pasa a convertirse en una burla, en el que el sentido del humor se convierte en falta de respeto.
El humor es una buena herramienta de trabajo siempre que vaya acompañado de una actitud positiva, constructiva y respetable. En cuanto la gracia se transforma en burla para reírse de los demás, se convierte en un arma muy destructiva. Infravalorar y rebajar a otra persona es una técnica muy habitual entre aquellos que utiliza el humor para sentirse mejor y recuperar la autoestima.
Algo tan sencillo como una caricatura puede llegar a tener un impacto muy negativo en la manera en la que un grupo percibe a un compañero de trabajo. Cuando surge la pérdida de respeto, se aísla y se discrimina a una persona en el entorno laboral, se considera acoso laboral o mobbing. No hay que olvidar que el humor tiene dos caras. Puede ser un arma malévola y destructiva así como puede llenar una sala de risas y sensaciones de bienestar. Sólo depende de que sepamos dónde se encuentra esa línea fina. ●