“El Programa de Mentorización en las Pymes tiene un porcentaje de éxito del 60%”

José Manuel Padrón – socio-directivo Equilibrium Team
Equilibrium Team es la empresa que imparte el Programa de Mentorización en las Pymes, organizado por la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife y financiado por la Dirección General de Promoción Económica del Gobierno de Canarias, y que en los últimos meses del año 2018 se celebró en la isla de La Palma. Han asesorado a más de 60 empresas y tienen una tasa de éxito del 60%, según explica a CANARIAS EMPRESARIAL, uno de los socios-directivos de Equilibrium Team, José Manuel Padrón.
-¿Dónde han impartido el programa del Proyecto de Tutorización y Apoyo a las Empresas de Reciente Creación?
«En Lanzarote hemos desarrollado tres, entre los años 2015 y 2017, a partir de una propuesta que nosotros hicimos, se desarrolló en tres ediciones. Y en 2018 nos convocaron en La Palma y allí lo desarrollamos. También trabajamos a nivel privado, para empresas que nos solicitan asesoramiento. En el programa ‘Consolídate’, hecho con las Cámaras de Comercio, hemos asesorado a más de 60 empresas, y el éxito creo que es evidente, porque nos siguen llamando. Nosotros vemos como los emprendedores van cambiando su actitud a medida que se desarrolla la tutorización, porque les damos soluciones que pueden aplicar sobre la marcha, y se notan los cambios. Lo que más valoro a nivel personal, cuando terminamos y damos el informe final, es que nos expresan que están más motivados. Normalmente el emprendedor comienza su proyecto empresarial con muchas ganas, pero al poco tiempo hay un decaimiento emocional, porque ser empresario es muy complicado. Y nosotros les damos un subidón con cosas reales, útiles, que les permite encaminarse. La tasa de éxito del programa ahora mismo, estimamos que está en un 60%».
-¿A quién se dirigió este Programa de Mentorización en las Pymes, ‘Consolidando Empresas en La Palma’?
«A un perfil de empresas que ya llevan un tiempo en el proceso de lanzamiento y emprendimiento, entre uno y tres años, que es el momento en el que las empresas tienen más posibilidades de fracasar. La tasa normal dice que de cada 10 empresas, 3 llegan al final del proceso. Se detecta que es en ese momento quizás cuando necesitan una ayuda extra, sobre todo en estrategias».
-¿Cómo se organizó el programa?
«Hay dos temas importantes que se tratan: el tema humano, la persona; y lo que tiene que ver con la forma de incrementar el volumen de negocio, en definitiva, de mejorar la comercialización. Esos dos aspectos nosotros los abarcamos desde dos ámbitos: uno que tiene que ver con la marca personal, es decir, si no hay una persona que se crea la idea de ese proyecto de negocio y que ponga la fuerza, no sale; y que el negocio esté pensado, no en lo que el empresario cree que necesita el cliente, sino realmente en descubrir qué es lo que el cliente quiere, para ofrecer un modelo de negocio orientado al cliente; y dos, el aspecto técnico.
Por un lado está la imagen comercial, es decir, presentar una imagen, aunque se trate de una empresa pequeña, que se parezca a la de una empresa grande, utilizando un diseño que esté acorde con los tiempos, de manera que haya una coherencia en su forma de estar en el mercado, tanto en la parte digital como en la presencial. Y por otro lado está la comercialización 2.0, que es el concepto de unión entre el marketing tradicional y el digital. En pleno siglo XXI estar en Internet de manera adecuada y con una estrategia bien definida puede ser la diferencia entre tu empresa y la de tu competencia. Ese sería el escenario.
Nosotros lo que hacemos es analizar a la empresa del participante o al profesional, con unos lienzos, y una vez contestados, mantenemos unas sesiones presenciales donde atacamos aquellas cosas que detectamos que pueden ser carencias, que hemos visto en la información que nos han enviado previamente. En las sesiones presenciales vemos el negocio, si tiene un establecimiento, conocemos a la persona en el ejercicio de la actividad. Y luego elaboramos un informe final donde ponemos toda la información que nos han suministrado más unas conclusiones y recomendaciones, y unos anexos en los que se aclara la terminología propia del mundillo empresarial, información en la que pueden rápidamente encontrar lo que nosotros les referimos de forma eficaz, para tomar decisiones de cómo implementarlas».
-¿No imparten clases a todo el grupo sino tutorías individuales?
«Hay una presentación inicial, para que la gente que tenga interés se enganche, donde se les cuenta qué es lo que se va a hacer. Suelen acudir emprendedores que están en ese rango de uno a tres años de actividad empresarial. Nos escuchan y si ven que les interesa, solicitan participar. Las empresas seleccionadas son las que nosotros luego tutorizamos presencialmente».
-¿Seleccionan según la actividad, según la viabilidad del proyecto…?
«No, nosotros que tenemos experiencia dilatada, yo por ejemplo vengo del área de la innovación, trabajé en el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y dirigí un departamento de innovación. Me enfrenté a todo tipo de empresas, y trabajé mucho en el mundo digital. Y ahora nos encontramos con todo tipo de empresas, desde el despacho de un arquitecto, a una persona que trabaja con el IBM Watson, un sistema de inteligencia artificial para hacer negocios a través del conocimiento que le da el usuario a la máquina y la máquina le responda en base a los conocimientos adquiridos con ese usuario o con otros».
-¿Cuánto tiempo duró la formación?
«Normalmente el proceso dura tres meses».
-¿Ustedes hacen un seguimiento posterior después de concluida la tutorización?
«El programa no tiene un seguimiento por nuestra parte. Este programa no lo hacemos de forma directa al mercado. Aunque a veces hay alguna empresa que nos lo solicita directamente, y en ese caso si hay un seguimiento. Pero normalmente estos programas lo suelen organizar instituciones, que ellas, en algunos casos, si hacen el seguimiento. Aunque, por el vínculo personal que establecemos con esos emprendedores nos enteramos de cómo han evolucionado sus proyectos. La tasa de éxito, nos estamos moviendo en niveles de: cada diez casos, fructifica lo que hacemos, en entre cinco y siete. Hay empresas que han escalado o han abierto nuevas sedes. Por ejemplo, hay un proyecto que es paradigmático, que trabajó con nosotros, y es Queso Project, de Lanzarote, que ha abierto nuevas sedes, y están vendiendo queso canario artesano fuera de Canarias, dando valor a los productos y productores locales, potenciando la economía circular y sostenible».
-¿Los emprendedores a los que han tutorizado suelen tener en general conocimientos empresariales?
«Hay de todo. Hay algo en lo que nosotros hacemos mucho hincapié, es que a la gente que emprende normalmente no se le enseña a ser “bipolar”, a tener la visión de empresario y a la vez de empleado de sí mismo, para poder tener éxito. Y muchas veces confunden qué es lo que tienen que hacer con el dinero que manejan, y esa es una carencia en la formación de las personas que van a crear una empresa. Hacemos mucho hincapié en que determinen cuál es el salario que se van a poner como trabajador de su propia empresa, para que no confundan su economía con la economía de la empresa. Porque eso pasa con mucha frecuencia».
-¿Y suelen conocer todas las posibilidades de financiación que tienen sus empresas?
«Creo que el problema principal tiene que ver con la actitud personal, es decir, con el factor de asumir o no el riesgo. Cada persona tiene una capacidad para tomar decisiones, de asumir o no riesgos, y normalmente el tema de la financiación implica riesgo. Tienen incertidumbres, por eso tienen que aprender a planificar para que esa idea llegue a buen término. Los empresarios emprendedores planifican el proyecto, con un plan de negocio, cuando arranca, porque les están supervisando. Nosotros les explicamos que el plan de negocio es una herramienta viva que se debe mantener siempre funcionando, para saber cuáles son sus finanzas y su capacidad, o no, de buscar financiación o invertir en algo. Les damos herramientas para poder hacer el seguimiento, para hacer sus propios planes de negocio y herramientas, por llamarlas así, de diagnóstico de la salud empresarial. Y dependiendo de la capacidad de asumir riesgos, y de la capacidad financiera de la empresa, les damos guías de por dónde deben buscar la financiación».
-¿En la isla de La Palma hay un entorno económico propicio para desarrollar proyectos como los que se presentaron al Programa de Mentorización?
«Por el trabajo que tuve anteriormente, he tenido la posibilidad de tener una visión de todo el archipiélago, y en general todas las islas tienen un potencial empresarial y de crear negocios brutal. El problema es descubrirlo y acertar. Y a La Palma le veo un potencial como el de las demás islas, lo que pasa que se debe dar un enfoque distinto. Hay que mirar el mercado que se tiene, a las personas a las que se puede llegar. La comercialización 2.0 da una enorme posibilidad, sin tener unos costes excesivamente altos, de poder lanzar tus productos fuera o darles visibilidad. Por ejemplo, en el sector turístico, una empresa chiquitita que organice visitas específicas muy especializadas tiene capacidad de venderse en Alemania, sin tener que pasar necesariamente por un turoperador. Les enseñamos a acceder a mercados, que de otra manera les sería inviable, a través de la tecnología. Eso permite aumentar el rango de clientes potenciales que puedes alcanzar y posibilita valorar si la empresa es viable o no.
Hay potencial pero hay que saber la dimensión de la capacidad, la cantidad de producto que se puede vender, y la clave está en ponerle valor, y que la falta de producto se cubra con el valor que le da el cliente. Como por ejemplo jugos Lambda, que es un producto que nace en Canarias y que ahora se vende en todo el mundo. Lo que ofrece en realidad es sol en forma de fruta de gran calidad metida en un frasco de cristal. Aunque hoy es una marca reconocida a nivel mundial y tiene plantas en varios países, aún hoy en día se exporta desde aquí, eso sí poniendo precios que les permiten asumir el coste del transporte, subiendo la categoría del producto, en Europa se vende en tiendas de delicatessen. Tenemos el problema de utilizar modelos continentales en un entorno insular, y pasa en muchos campos, y lo que debemos usar son modelos propios, innovadores, que sean adecuados a nuestro territorio que está fragmentado y es insular. Si se encuentra la solución, hay formas de hacer negocio. Sé de una empresa que vendía salmón ahumado a Noruega desde aquí, y eso es como venderles frigoríficos a los esquimales. Hay que ser innovador, creativo y buscar cómo hacer un producto que quiera el cliente y que esté dispuesto a pagar por algún motivo, que en este caso es la calidad y la diferenciación que tiene».
– Y en este programa de mentorización de pymes en La Palma, ¿ha encontrado el caso de alguna empresa especialmente llamativa?
«Hay un proyecto muy interesante de una bodega que se llama Viñarda, por las características de sus emprendedores. Que me recuerda un artículo de prensa que leí recientemente sobre las personas que más estaban emprendiendo, y yo lo puedo corroborar por lo que he visto: suelen ser inmigrantes, y me refiero no solo a las personas de otras nacionalidades que llegan a nuestro país, también a las que han salido de aquí y regresan después de un tiempo. En el caso de Viñarda, los promotores del proyecto son un chico y una chica del norte de La Palma, él ha estado trabajando fuera de Canarias, conociendo qué es lo que se hacía por ahí en el sector vitivinícola y todo el conocimiento que ha recabado lo está implementando en su negocio. De tal manera que han montado una bodega pequeñita pero con unos métodos y unas tecnologías de última generación, que les hace ser más competitivos y sostenibles.
Eso es innovación en definitiva, hacerlo mejor para que entren beneficios. Si no hay beneficios, no hay innovación. La innovación siempre lleva aparejados cambios que no tienen por qué ser el implantar la última tecnología, también en la manera de hacer las cosas, en los procedimientos, y tiene que haber un beneficio en la empresa que hace el cambio. Recalco esto mucho, porque a veces la palabra innovación se utiliza para muchas cosas que no lo son. Se habla de I+D+i (Investigación, desarrollo e innovación), yo cambiaría el orden, pondría la ‘i’ pequeñita al principio y la grande al final, porque a veces la investigación no lleva a la innovación. La innovación es lo más complejo: cómo convertir algo en valido para que genere recursos o beneficios, sean sociales o económicos».
-Equilibrium Team es la empresa que imparte los programas de formación…
«Es la marca con la que nosotros trabajamos, somos un grupo de profesionales, que tenemos una parte visible y otra parte menos visible. Las personas que tratamos directamente con las empresas somos José Carlos Pérez Herrera y yo, y detrás tenemos otros profesionales que colaboran con nosotros. Somos un equipo equilibrado, Equilibrium Team».
-¿Tienen previsto impartir algún nuevo programa de tutorización próximamente?
«No es algo que nosotros organicemos, depende de las instituciones que nos contraten. Creo que hay interés en repetir el programa, concretamente este año hay interés en hacerlo en la provincia occidental, en las islas no capitalinas».