“En esencia Makika & Co vende pastelería francesa, pero también sirve desayunos, almuerzos y cenas”

Daniel Fernández del Castillo – cofundador de Makika & Co
La pastelería y la repostería francesa, elaboradas con ingredientes de calidad, son los elementos diferenciadores que caracterizan una nueva pastelería-cafetería, cuya carta se completa con productos más tradicionales y populares, para servir en desayunos, almuerzos y cenas, en el agradable entorno del patio de una casa antigua canaria. Se trata de Makika & Co, en la calle San Juan, número 15, de La Laguna, abierta el pasado mes de febrero por los hermanos Daniel y Pablo Fernández del Castillo. El éxito ha sido tan inmediato que, como explica Daniel a CANARIAS EMPRESARIAL, ya se plantean ampliar el negocio.
-¿Cuándo iniciaron el proyecto?
“Abrimos el día 1 de febrero, después de dos años y medio de batalla de licencias con el ayuntamiento, también con el Cabildo, porque el edificio es patrimonio de La Laguna, está catalogado como ‘Protección Ambiental 2’. En un principio nos aprobaron el proyecto e iniciamos la obra, y a mitad de los trabajos, nos indicaron que al ser patrimonio debía pasar el visto bueno del Cabildo, que no aprobaba ciertas cosas del proyecto. Paramos la obra, cambiamos varias cosas del proyecto, y esos nos retrasó los planes. Cuando dicen que las administraciones ayudan a los emprendedores, a nosotros lo han hecho muy poco”.
-¿No han recibido ninguna ayuda o asesoramiento de alguna administración o institución pública?
“Nada, aunque si le pedimos asesoramiento a la Cámara de Comercio, y también a una gestoría privada, que nos ayuda mucho en todas las cuestiones relacionadas con las nóminas, contabilidad…”
-Y en cuanto a la financiación, ¿han necesitado ayuda exterior o han financiado el proyecto con recursos propios?
“Hemos pedido un crédito para poder hacer frente a los gastos, sobre todo a la obra de reforma del local y a la decoración, que ha supuesto un desembolso importante, y también la maquinaria que utilizamos, porque lo que vedemos lo elaboramos en el propio obrador, y la maquinaria que utilizamos es cara”.
-¿Habían tenido experiencia anterior en una pastelería-cafetería como esta?
“Mi hermano, que es el pastelero, ha tenido experiencia en varias pastelerías de Madrid. Y yo llevo trabajando unos 10 años en el mundo de la hostelería, como coordinador de grupos y eventos en hoteles. Este es, para los dos, el primer negocio que montamos, y nos hemos tirado a la piscina. A base de meter la pata vamos aprendiendo”.
-¿Por qué se decantaron por la pastelería y la bollería francesa, por la escasa competencia que hay en la zona?
«Sí, porque mi hermano se especializó en repostería francesa, que es lo que a él le gusta, y por otro lado, en La Laguna hay muchas pastelerías pero son de tipo tradicional, de aquí. Y cuando nos planteamos el negocio vimos que no había una oferta similar en La Laguna. Lo más parecido puede ser el Aderno, pero tampoco es exactamente lo que hacemos nosotros. Tenemos una parte de pastelería francesa moderna y otra más tradicional o clásica».
-¿Tienen recetas propias?
«Hay parte que son recetas típicas francesas, sobre todo de bollería, que en cualquier pastelería francesa se pueden encontrar, como son los ‘canelé’, los ‘kouign amann’ y los ‘cruasán’; y otra parte, sobre todo de pastelería, de tartaletas y de vasitos con creaciones de mi hermano Pablo. También hacemos algunas cosas de la pastelería tradicional de aquí, sobre todo por encargo, como la tarta de moca, que se vende mucho, y la sacher.
En realidad, ahora tenemos de todo. En esencia vendemos pastelería francesa, pero también servimos desayunos, con pastelería-bollería, ahora hemos sacado una carta para almuerzos y cenas con platos hechos en el obrador. Y los viernes y sábados, que abrimos a las 12 de la noche, servimos cocteles, con la finalidad de que el local coja algo más de vida. No pretendemos convertirlo en un local de moda para tomar copas».
-¿Atienden por encargo y catering?
«Atendemos encargos, sobre todo tartas, pedidos de pastelería y bollería. Pero el catering lo estamos empezando a trabajar, hasta el momento solo la parte dulce. Hemos hecho unos cuatro o cinco eventos pequeños, el más grande fue para 50 personas. Nos han encargado uno para este mes de octubre y ahí sería de dulce-salado, y vamos a probar a ver que tal va».
-Importan parte de la materia prima que utilizan…
«Sí, sobre todo el chocolate, que es fundamental. Es francés, de la marca Valrhona, que es muy bueno, porque para hacer este tipo de repostería el chocolate que se encuentra aquí no tiene la calidad suficiente. Por otro lado, en Canarias se utiliza mucho en bollería la margarina, sin embargo nosotros traemos una mantequilla francesa muy buena. Para mantener la calidad nos vemos obligados a importar el chocolate, las mantequillas…»
-¿Eso encarece mucho el producto?
«Sí, de hecho ahora se ha modificado el AIEM, un arbitrio para fomentar el consumo de productos canarios. A nosotros nos parece estupendo, pero si no hay un producto equivalente canario, no entendemos que se le cargue ese impuesto al que viene de fuera. Otro ejemplo son los vasitos de plástico que utilizábamos, como no encontramos nada similar en las islas, lo traíamos de Barcelona, pero al aplicarle este impuesto nos sale por el doble de precio, por lo que los hemos sustituido por vasos de cristal que es más barato».
-¿Hay público suficiente en la ciudad que sepa valorar la relación calidad-precio de Makika & Co?
«Los precios que hemos puesto son asequibles para lo que se trata, porque son productos que tienen una elaboración complicada y realizada con ingredientes de mucha calidad. De hecho, hay productos que son demasiado baratos, aunque son rentables, si los comparamos con pastelerías similares, que tienen precios más caros.
La mayoría de la gente valora la calidad de los productos que vendemos, aunque hay otra, que por desconocimiento o por lo que sea, se quejan de que es caro, pero es poca.
Simplemente probando los dulces de cualquier pastelería de aquí, y no es por desmerecer, se nota, porque utilizan otro tipo de productos con una calidad muy distinta. Cuando nos preguntan en las redes sociales hacemos mucho hincapié en lo costoso de la elaboración, porque todo lo hacemos aquí. No hay nada congelado, ni nada que se traiga de fuera, preelaborado…»
-¿Cómo está siendo la acogida en estos primeros ocho meses de vida?
«Tan buena que nos ha sorprendido, porque no esperábamos tan buena acogida. Pensábamos que creceríamos muy poco a poco, trabajando mucho para que la gente conociera el sitio. Y ha sido más sencillo de lo que esperábamos. El local es pequeño, por eso es fácil que se llene pronto. De hecho, empezamos con tres empleados pensando que sería suficiente, y a la semana siguiente debimos buscar más, ya somos diez, y pensamos seguir creciendo si la cosa sigue así de bien».
-¿Piensan ampliar el espacio de atención al público?
«Tenemos un local pegado al patio que lo queremos aprovechar para hacer un reservado, para celebraciones, desayunos de empresa y otro tipo de eventos similares. Y para más adelante, tenemos previsto, si todo sigue igual de bien, abrir un nuevo proyecto relacionado con la pastelería y con la marca Makika».
-Parte del éxito se debe al local, que sus clientes lo valoran mucho…
«Sí, ha sido un factor fundamental. Se trata de una casa familiar, y nosotros estábamos empeñados en aprovechar el patio. Lo hemos reformado, intentando mantener al máximo la esencia del espacio, y luego lo hemos decorado nosotros mismos, poco a poco, buscando los elementos que encajaban con el patio, la vegetación que hemos mejorado. Como las obras se han alargado mucho, hemos tenido suficiente tiempo para pensar lo que queríamos, y el resultado ha sido muy bueno».