La incertidumbre es el hábitat natural de las inversiones en los negocios de Internet
“La inversión en los negocios de Internet está sometida a una incertidumbre irreductible, porque nadie tiene ni idea de lo que puede pasar”. Esa es una de las ideas que se pueden sacar del libro ‘¿Tienes una startup? Todas las claves para conseguir financiación’, que acaba de publicar Luis Martín Cabiedes. El autor desgrana los conocimientos que ha adquirido en varias décadas de experiencia como empresario e inversor.
Asimismo, responde ordenadamente a todas aquellas preguntas que los emprendedores ―y algún inversor― llevan haciéndole desde hace años y que suponen el verdadero mapa del tesoro: ¿Dónde y cómo se encuentra a un inversor? ¿Es necesario hacer un business plan? ¿Cuándo es el momento de hacerlo? ¿Cómo puedo proteger mi idea del plagio? ¿Cómo funciona un fondo de capital riesgo? ¿Qué criterios usa un inversor para evaluar un proyecto? ¿Qué no se debe decir nunca a un inversor? ¿Cuáles son los sectores, dentro de internet, en los que habrá más oportunidades? ¿Cómo se valora un proyecto? Es decir, ¿cómo se establece su precio? ¿Qué rasgos tienen en común los mejores emprendedores y proyectos en los que he invertido? O, más aún, ¿qué rasgos tienen en común los proyectos de éxito que has conocido? ¿Qué me puede aportar un inversor, además de dinero?
Un día se presentó en el despacho de Cabiedes, un muchacho que tenía una idea, pero no tenía dinero para ponerla en práctica. Él decidió darle el dinero que necesitaba para impulsar su startup a cambio de una participación en la futura empresa. Fue así, por casualidad, como se hizo inversor.
Empezó a invertir en empresas tecnológicas en etapa de lanzamiento, primero como business angel y más tarde con su propio fondo de ‘venture capital’, Cabiedes & Partners. Ha realizado más de 60 inversiones en startups de Internet y tecnología, entre ellas Ole, Myalert, Acceso, o más recientemente Privalia, Trovit, Offerum Blablacar y Tiendeo.
Desde el año 2008, Cabiedes es profesor a tiempo parcial en el IESE, donde da clases de Entrepreneurship y Entrepreneurial Finance.
Cabiedes insiste en su libro en la idea de que los gobiernos deben ejercer sus responsabilidades para levantar una economía, y facilitar que puedan existir más negocios, que animen a los ciudadanos, en general, a asumir riesgos. De tal forma que “sea mucho más ventajoso ganar”. Es decir, que la posibilidad de ganar mucho, lleve a los emprendedores a asumir riesgos, y eso pasa por recuperar “las opciones sobre acciones, porque es la manera de que un inversor se arriesgue en un proyecto, para recuperar luego el dinero, si ve que puede ser interesante”.
Sobre la necesidad de buscar toda la financiación posible para una ‘startup’, los expertos recomiendan solicitar, en cada ronda, la cuantía necesaria para cumplir con los planes a corto plazo de la compañía. Recaudar demasiado puede tener tres consecuencias negativas: la tentación de derrocharlo o gastarlo demasiado deprisa; que el emprendedor diluya en exceso su participación en el accionariado, hasta el punto de que pueda perder el control de la empresa en una o dos rondas posteriores; e incluso comprometer una futura venta de la compañía (lo que algunos llaman “jaula de oro”).
En realidad, el simple hecho de cerrar una ronda de financiación no es relevante. Lo fundamental es qué consigue hacer el emprendedor con ese dinero. Tan peligroso es a veces contar con poco dinero como tener demasiado. Levantar demasiado capital puede hacer que se diluya demasiado, o se comprometa una futura venta de la ‘startup’. Por otra parte, hay que tener en cuenta que no todas las start up son igual de intensivas en capital. Así, hay modelos que necesitan quemar mucho dinero para crecer al principio, como por ejemplo muchos de los ecommerce.
A los inversores les gustan los modelos escalables, como los modelos basados en la nube. Pero, no se debe tirar la toalla si un ‘venture capital’ renuncia a invertir en su empresa. En realidad, una firma capaz de financiarse con recursos propios no necesitará de inversores externos, lo cual es un síntoma positivo, siempre y cuando no se comprometa el potencial de la compañía. La prioridad, en cualquier caso, debe ser ofrecer un producto de calidad. Si su producto es bueno y soluciona de forma eficaz una necesidad, tendrá más posibilidades de consolidarse en el mercado.
La entrada de un fondo de capital riesgo en el accionariado de una empresa se suele formalizar con un pacto de socios, cuyo objetivo principal no es otro que anticipar posibles conflictos entre las partes. Se trata de un documento que consta de una serie de cláusulas, la mayoría bastante estándar, en las que se clarifica la relación entre los socios y las responsabilidades de cada uno.
En etapas muy tempranas apenas hay cláusulas, aunque conviene evitar ‘errores de juventud’. La cláusula de liquidación preferente suele ser una de las más problemáticas, cuando no se cumplen las expectativas de negocio. Es una cláusula habitual y comprensible, pues el inversor apuesta por la ‘startup’ en su momento de mayor riesgo, pero los detalles de la misma deben ser negociados, porque se han dado casos de fundadores de ‘start up’ que, en la venta de la empresa, no percibieron nada.●