“Cualquier desarrollador pequeñito de videojuegos con una buena idea, puede acceder a un mercado potencial de millones de usuarios”

Luis Antón – ingeniero informático, profesor del Programa Superior en Creación de Videojuegos, miembro de la empresa PlayMedusa
La industria del videojuego se mantiene como el principal segmento de ocio audiovisual e interactivo tanto en España como en el resto del mundo, con una cuota de mercado muy superior a la del cine y la música. De ese negocio forman parte, no solo las grandes producciones que cuestan muchos millones de dólares, también los pequeños videojuegos para móviles que tienen una finalidad publicitaria, educativa o formativa, que también están en expansión.
“Cualquier desarrollador pequeñito de videojuegos con una buena idea, puede acceder a un mercado potencial de millones de usuarios”, indica a CANARIAS EMPRESARIAL el ingeniero informático, Luis Antón, que ejerce como profesor en la primera edición del ‘Programa Superior en Creación de Videojuegos’ que organiza la Escuela de Negocios de las Islas Canarias (ENIC), de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife.
-El mundo de los videojuegos sigue viviendo su particular revolución, ¿no es así?
“En realidad, la historia de los videojuegos tiene poco más de 30 años. Los primeros videjuegos aparecen en el año 1978. Y hasta el año 2000 los videojuegos estaban en un ámbito muy reducido. Gracias a Nintendo con la Wii, se estandariza o se amplía el público objetivo, porque de repente empiezan a jugar amas de casa o ancianos. Ya con los móviles, esto se incrementa, y ahora llega a todo el mundo. Por eso no todo tiene que ser una AAA, como el ‘Call of Duty’, los juegos de PlayStation y las consolas caseras, que requieren millones de dólares para producirse, sino que cualquier desarrollador pequeñito con una buena idea, puede acceder a un mercado potencial de millones de usuarios. Y eso es lo interesante de cursos como el que ahora vamos a impartir, que de la posibilidad de autopublicarse, de hacer un producto que se pueda poner en el mercado , y pueda llegar a mucha gente”.
-Los alumnos que hagan el Programa Superior en Creación de Videojuegos ¿podrán hacer todo eso?
“Sí, el curso termina con los alumnos sabiendo programar un juego sencillo. Luego depende de la cantidad de trabajo que ellos metan después. Porque por lo general hacer un juego requiere dedicar mucho esfuerzo y tiempo. Pero sí tendrán las bases para poder hacerlo. Nosotros empezamos así, sin tener ni idea, vimos un par de tutoriales por aquí, otro por allá, y pasito a pasito acabamos teniendo un producto de una calidad aceptable que pudimos poner en el mercado”.
-¿Qué ámbitos debe cubrir el profesional del videojuego?
“El sector de los videojuegos es muy multidiscipliar, al fin y al cabo es como una película interactiva, ya sea desde la animación, o la actuación si se va a utilizar trajes de captura de movimiento. Todo lo que es la parte artística en general incluye iluminación, sonido, música, modelado, ilustración… Y eso solo para hacer que el juego tenga buen aspecto. Luego está la parte de desarrollo, y ahí haría falta el trabajo de un informático que sepa de ingeniería de software, porque se trata de sistemas complejos”.
-En el caso del curso, ¿a cuál de estos aspectos va dirigido?
“Hay dos programas, uno de ellos se centra en aprender a programar, y el otro se centra en aprender la parte artística, composición de escenario, de personajes. Los dos tienen esa parte común, de historia, géneros y diseño de juegos. Esa última pare es de quien tiene la idea y la desarrolla, que no tiene que ver ni con el arte ni con la programación, sino con las mecánicas de juego, con saber qué es divertido y motiva al jugador. Luego uno se especializa en desarrollo y el otro se especializa en ilustración y modelado”.
-¿Hay muchas ofertas de empleo en Canarias para esos profesionales?
“El sector en Canarias es relativamente pequeño, las empresas que hay no son muy grandes, pero cada vez se piden más nuestros servicios. Aunque no sé hasta que punto Canarias sería el objetivo de este curso, pero sí que hay empresas de la Península donde el mercado es bastante más grande, que están planteándose venirse a aquí. Igual que aquí se dan facilidades para hacer películas, se está empezando a hacer con el sector del videojuego. Por lo que tengo entendido, ya hay cuatro o cinco empresas interesadas en montar una sede en las islas. Con lo que la demanda de profesionales aumentaría”.
-¿Quiénes son los clientes de estas empresas de videojuegos establecidas en Canarias, el usuario final u otras empresas distribuidoras?
“Hay de todo tipo, depende de lo que uno quiera ser en la industria. Si uno quiere ser parte del engranaje de una gran empresa de videojuegos, pues le venderemos nuestro trabajo a ella. Por los general las empresas grandes se dedican a satisfacer al cliente final, es decir al jugador, pero las chiquitas, nos dedicamos a hacer juegos para terceros. Esos juegos suelen tener algún tipo de propósito, por ejemplo, estamos haciendo un juego que mediante realidad virtual trata la aracnofobia. Depende del objetivo, porque el juego no solo sirve para entretener. Hay toda una parte de juegos serios, que tienen una utilidad, ya sea educativa, formativa o publicitaria. Si la empresa es suficientemente grande como para crear sus propios productos, el cliente final será el jugador. Si no, será otra empresa que puede ser pública o privada, que tendrá un objetivo determinado para el juego que quieran desarrollar”.
-¿La famosa ‘gamificación’ es el método que se utiliza para conseguir ese objetivo determinado?
“No exactamente. La gamificación es aplicar técnicas de desarrollo de juegos a un entorno, como pueden ser los trabajadores de una empresa, para modificar sus comportamientos. Por ejemplo, una empresa se preocupa porque los nuevos trabajadores no congenian bien con los antiguos. Se puede plantear, a través de la gamificación, un juego para que el nuevo se integre más rápidamente en el entorno del equipo. Los juegos serios, juegos educativos, lo que hacen es enseñar al jugador final el conocimiento de un área determinada, como pueden ser las matemáticas. Luego están los simuladores, que pueden entrenar a profesionales, por ejemplo, a cirujanos que les enseñan a utilizar determinadas herramientas, o a los soldados, que les preparan en el uso de determinadas armas”.
-¿Ha hecho algún proyecto de este tipo, de gamificación?
“Formalmente no, pero si que hemos propuesto a un cliente que nos ha preguntado por ellas. Nosotros trabajamos sobre todo en la parte digital de juegos publicitarios, y para la Facultad de Psicología, no en juegos educativos, sino en los denominados ‘de salud’, de diagnóstico de determinadas dificultades del aprendizaje”.
-¿Cuáles son los juegos publicitarios?
“Uno de nuestros primeros trabajos fue el ‘Cool Spot’, de Seven Up, donde el protagonista era el punto rojo del logotipo. Lo que estaba haciendo era meterle el producto por los ojos a los usuarios. Los juegos publicitarios lo que hacen es facilitar que una marca publicitaria acceda al público. Una técnica es hacer un juego sencillo y entretenido, y que tenga de fondo la imagen del producto. Y otra técnica es que a través de un juego, un promotor se pueda acercar más fácilmente al cliente con alguna finalidad comercial, como recabar datos sobre sus gustos. Por ejemplo, se propone jugar a algo y si supera la prueba, entonces se pueden llevar un premio si se inscribe. ●