Buscar al líder perfecto

Identificar a un líder es más un arte que una ciencia. Cualquier persona de negocios conoce la historia de algún ejecutivo dotado de grandes habilidades e inteligencia que alguna vez fue promovido a una posición de liderazgo para luego fracasar en ella. Y seguramente también ha oído la historia de alguien que sin tener gran inteligencia ni sólidas habilidades técnicas, fue promocionado a un cargo similar y luego se desempeñó con pleno éxito. El cociente intelectual y las habilidades técnicas no parecen ser un factor determinante, lo que si es común en todos los líderes es la denominada ‘inteligencia emocional’.
Daniel Goleman reconoce que no fue el descubridor del concepto ‘inteligencia emocional’, pero sí quien lo acuñó y desde el año 1981 lo difundió por todo el mundo. Escribió el libro ‘Emotional Intelligence’, que ha vendido más de 3 millones de copias, y ha revolucionado los enfoques tradicionales de las empresas, al identificar la inteligencia emocional de las personas como el factor crítico en el desempeño de sus labores dentro de las organizaciones. Goleman ha demostrado que la capacidad para entender y canalizar las emociones propias y las de otros es más determinante para predecir el éxito empresarial, que las capacidades analíticas o técnicas, las cuales son apenas la puerta de entrada en el juego de la competencia corporativa moderna.
La inteligencia emocional en el trabajo, según la teoría de Goleman, se basa en cinco pilares:
-Autoconciencia, o conciencia en sí mismo, significa tener un profundo entendimiento de nuestras emociones, fortalezas y debilidades, necesidades e impulsos. Las personas con una fuerte autoconciencia son honestos consigo mismos y con los demás. Una persona con un alto nivel de autoconciencia será capaz de trabajar junto con un cliente exigente, entenderá el impacto de este en su temperamento y las razones profundas de sus frustraciones.
-Autocontrol: los impulsos biológicos de autocontrol manejan nuestras emociones. Como una conversación interna continuada, nos libera de ser prisioneros de nuestros sentimientos. Las personas que tienen control de sus sentimientos e impulsos son razonables y capaces de crear un ambiente de confianza y equidad. En este tipo de ambientes, la politiquería y las peleas internas se reducen drásticamente, la productividad aumenta y nadie quiere ser reconocido como alguien exaltado y de mal genio.
-Motivación: si hay una cualidad que casi todos los líderes poseen es la motivación. Los líderes son impulsados a alcanzar logros por encima de las expectativas propias y las de los demás. Muchas personas son motivadas por factores externos, como un salario alto o el estatus que resulta de tener una posición con un título llamativo, o formar parte de una empresa prestigiosa. En contraste, quienes tienen potencial para ser líderes se motivan por un deseo profundamente enraizado de tener logros, por el hecho mismo de alcanzarlos.
-Empatía: de todas las dimensiones de la inteligencia emocional, la empatía es la más fácil de reconocer. Todos hemos sentido la empatía de un profesor o un amigo sensible y nos ha golpeado su ausencia cuando estamos con un jefe o entrenador insensible. Para un líder, la empatía no significa adoptar las emociones de otros como propias y tratar de complacer a todos, sino considerar los sentimientos de los empleados, junto con otros factores, en el proceso de tomar decisiones inteligentes. El líder de un equipo debe ser capaz de percibir y entender los puntos de vista de cada uno de los miembros.
-Habilidades sociales: capacidad de las personas para manejar las relaciones con los demás. Como componentes de la inteligencia emocional, las habilidades sociales no son tan sencillas como parecen. No es solo un asunto de ser amistoso. Por el contrario, la habilidad social es amistad con un propósito: conducir a las personas hacia la dirección que usted desee, ya sea un acuerdo para una nueva estrategia de mercado o entusiasmo frente a un nuevo producto. Estas personas son adeptas al manejo de equipos de trabajo; así mismo, son expertas en persuasión.
Pero, es posible aprender la inteligencia emocional. Aunque, existe un fuerte componente genético en la inteligencia emocional, las teorías de Goleman advierten de que su fomento cumple también un papel. La investigación y la práctica demuestran que la inteligencia emocional puede aprenderse.
Para incrementar la inteligencia emocional, las organizaciones deben enfocar sus entrenamientos de manera que incluyan el sistema límbico. En gran medida, la inteligencia emocional nace en los neurotransmisores del sistema límbico del cerebro, el cual maneja los sentimientos e impulsos. La investigación indica que el sistema límbico aprende mejor mediante la motivación, la práctica extensa y la retroalimentación.
Una cosa es segura: la inteligencia emocional se incrementa con la edad. Hay una palabra que lo define perfectamente: madurez. Pero incluso en la madurez, algunas personas necesitan entrenamiento para poder incrementar su inteligencia emocional. ●