Premian la labor silenciosa de los buenos arquitectos canarios

Juan Antonio González Pérez – componente del estudio GPY Arquitectos
La labor pausada y silenciosa de los buenos arquitectos al final acaba resonando y obteniendo el reconocimiento que merece, aunque sus trabajos se hagan en un lugar tan apartado de las grandes urbes, como es Canarias. Es el caso del estudio tinerfeño GPY Arquitectos, que ha recibido el Premio Internacional de Arquitectura que otorgan el Ateneo de Chicago (EE.UU) y el Centro Europeo de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, por los trabajos de la piscina municipal de Tacoronte y el Edificio de Servicios Generales de Apoyo a la Investigación (SEDAI) de la Universidad de La Laguna.
Juan Antonio González Pérez, componente de esta firma, junto a Urbano Yanes y Constanze Sixt, ha explicado a ABECE Constructivo que “la buena arquitectura que se está haciendo, no solamente ahora, también antes, da respuestas imaginativas a problemas reales de la sociedad”. Y asegura que hay estudios que propiciaron siempre, de manera silenciosa, “una arquitectura en la que la inteligencia predomina sobre la disponibilidad económica, sin tanta proyección mediática como esa otra hecha por los arquitectos estrella”. Para el arquitecto, la crisis actual ha hecho que se cuestionara una serie de políticas que le confiaban a la arquitectura “un valor mediático” que pretendía revalorizar transformaciones urbanas de distinta índole. “Lo que está en duda en este momento es la naturaleza de esas políticas, que propiciaron ese tipo de proyectos, en general, desmesurados, y que realmente se planteaban insostenibles en relación al propio modelo de desarrollo al que obedecían”.
González Pérez enumera las características de la arquitectura que hace el estudio GPY Arquitectos: “Uso de los materiales de manera racional, de forma que le sacamos partido no solo de manera técnica, también poética; trabajo con los espacios intermedios, intentando romper los límites entre interior y exterior, entre público y privado, haciendo que ese espacio que puede ser tan rico, aprovechando la climatología suave de Canarias, sea importante; e ir más allá de los límites físicos del proyecto”.
Ese interés por expandir el límite físico del edificio, para González Pérez lo ejemplifican los dos trabajos ganadores del premio: en el proyecto de Tacoronte, “al vacío de la piscina, activado por la luz y por las láminas de agua, se le incorpora el paisaje exterior como un elemento más de la vida cotidiana. Se trata de una franja en la que se ve un paisaje configurado por tres conos volcánicos, que están en la ladera norte de la montaña. El edificio no se relaciona con las naves industriales que están alrededor, sino con un elemento que está mucho más allá”. Y en el edifico del SEDAI, “los laboratorios, que es la parte más extensa del proyecto, están escalonados soterrados, de manera que reconstruyen los bancales agrícolas intervenidos. Sirven de continuidad al paisaje agrícola, como un elemento intermedio entre el campus urbanizado de Guajara y los terrenos de cultivo. Nuevamente estamos hablando de un espacio intermedio. Además, hay otra pieza que se reserva una posición singular elevada, para el área administrativa, donde se produce la transferencia de la investigación a la sociedad. Es un elemento de referencia en el sistema de espacios públicos del campus. Esos bancales o laboratorios semienterrados, tienen su proyección hacia el campus en el elemento sobre elevado”.
Los reconocimientos internacionales de GPY Arquitectos empezaron en el año 2003, cuando consiguieron un premio de arquitectura emergente que entrega la revista inglesa The Architectural Review; ese mismo año les nominaron para el premio Mies van der Rohe de arquitectura, que otorga la Unión Europea; y continuaron en el año 2010 con el galardón International Architecture Award; la Medalla de Bronce de la Bienal Miami+Beach; y el premio ‘Mi obra favorita’ (categoría Experiencia) del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España.
A pesar de estos reconocimientos internacionales, los edificios de GPY Arquitectos están ubicados en Canarias, principalmente en Tenerife. González Pérez lo justifica diciendo que no les disgusta trabajar en un contexto que conocen. “Tener conocimientos sobre un lugar no es una cuestión que se adquiera sobre la marcha. Así que, creo que estamos preparados para trabajar en el exterior, aunque no tenemos ningún problema en dar soluciones a problemas que tenemos en Canarias”.
González Pérez es profesor de Proyectos Arquitectónicos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Según él, sus alumnos a pesar de la crisis, siguen motivados. “Se cubren las plazas que saca la facultad. Nuestros estudiantes no tienen problemas en incorporarse a trabajar en estudios internacionales y en otros países, de hecho, es algo que está ocurriendo. Aunque, aparte de arquitecto, soy ciudadano, y lo que me gustaría es que los buenos arquitectos se quedaran a trabajar aquí, para hacer buenas cosas en Canarias, en cualquier caso. No estoy diciendo que la única solución es salir fuera, aunque sí es una solución en la que están pensando los estudiantes que están en este momento haciendo la carrera, de la que salen con la suficiente preparación para competir en el exterior sin ningún problema”.
Y, sobre el anteproyecto de Ley de Servicios Profesionales, González Pérez apunta que “la profunda crisis que existe no ha paralizado la producción de buenos proyectos, como estos que han recibido el premio”. “Siguen habiendo buenas ideas. Los estudios tienen cosas que plantear para resolver problemas importantes que demandan la sociedad y el medio físico. Si pensamos que la arquitectura, para intervenir en un territorio, tiene que preguntarle al lugar qué fue, qué es en este momento, y qué quiere ser, realmente un operador estrictamente técnico creo que no podría encontrar las respuestas. El arquitecto sigue siendo útil a la sociedad, y en este momento creo que más que nunca”. ●