«El premio por el proyecto de la ermita de Stella Maris de Tacoronte nos lo entregarán en el American Institute of Architects»

Alejandro Beautell – arquitecto, del estudio Beautell Arquitectos, y autor del proyecto de la ermita de Stella Maris, situada en El Pris, en Tacoronte
El joven arquitecto tinerfeño Alejandro Beautell vuelve a ser reconocido internacionalmente por sus construcciones religiosas, primero fue por la ermita de San Juan Bautista, en Las Puntas, en El Hierro, y ahora es por la ermita de Stella Maris, situada en El Pris, en Tacoronte. Recibirá en el mes de junio el galardonado por la revista Faith & Form y el American Institute of Architects, por esta pequeña construcción que tiene un amplio repertorio simbólico y una gran dificultad técnica. Como explica Beautell a CANARIAS EMPRESARIAL, la planta circular del edificio está motivada porque buscaba “una forma perfecta, que funciona como una rosa de los vientos. La patrona que es la virgen del Carmen, que guía a los marineros y a los pescadores, está situada en el norte perfecto, y hay una serie de huecos en la pared que señalan los otros puntos cardinales. Además, el viacrucis está hecho a base de estrellas. Los fieles dentro de la ermita se colocan a ambos lados de la virgen y bajo el manto de estrellas”.
-¿Qué tal ha sido la acogida de esta ermita? ¿Tiene buena aceptación entre los vecinos?
“Yo diría que sí, la gente está muy contenta. La cuestión es que durante el proyecto hicimos varias reuniones con los vecinos. Antes de mover una piedra, explicamos el proyecto con infografías, hicimos una cosa muy divertida, que fue una representación virtual con la que se podría apreciar el resultado final. Fuimos poco a poco trabajando con los vecinos y con la comunidad parroquial, hasta que conocieron perfectamente el proyecto. Así fue más fácil. No obstante, la arquitectura contemporánea y moderna como esa, que cambia la fisonomía del pueblo, al principio provoca dudas, pero se fueron superando y ahora todos en general están muy contentos”.
-La construcción tenía muchos condicionantes…
“Sí. Entre la topografía; el suelo rocoso, que no podíamos picar mucho por cuestiones económicas y por los perjuicios que podría causar en las edificaciones vecinas; las lineas restrictivas que marca la ley de costas; la superficie pequeña y de forma irregular que tenía la parcela; los vientos dominantes del norte, que son muy fuertes allí… Teniendo en cuenta todas estas cuestiones, salió esta forma, casi circular y separada en dos volúmenes, la sacristía por un lado y la ermita por el otro”.
-Y esa planta circular, ¿tiene algún simbolismo?
«Viene por dos cosas: la primera, porque la implantación geométrica en la parcela es buena, es un volumen reconocible, y el círculo permite que alrededor de una línea circular se siente bastante gente, porque otro tipo de morfología era complicada de adaptar ahí; y la segunda, porque buscamos una forma perfecta, porque al final, funciona casi como una rosa de los vientos, porque la patrona que es la virgen del Carmen, que guía a los marineros y a los pescadores, está situada en el norte perfecto, y hay una serie de huecos en la pared que señalan los otros puntos cardinales. Además, el viacrucis está hecho a base de estrellas. Es una metáfora de la virgen como guía para los que navegan, igual que la estrella polar. Los fieles dentro de la ermita se colocan a ambos lados de la virgen y bajo el manto de estrellas.
En el periódico El País la definieron como ‘una ermita comunal’, porque están todos alrededor del altar. Es una ermita muy pequeña y muy cálida en ese sentido, porque están todos compartiendo alrededor de la mesa, sin distinción de alturas, el presbiterio no está elevado (no marca la jerarquía)».
-¿La ermita está construida con hormigón?
«Realmente, no. Por la carestía económica, como hicimos con la ermita de El Hierro, es de bloque todo menos los pilares de la estructura y el retablo. Y para eso hicimos otra cosa divertida, que fue durante la construcción, convocamos a todos los vecinos a un almuerzo y les pedí que trajeran vino en botellas azules. Comimos y compartimos el vino, y luego esas botellas las utilizamos, después de machacarlas, para mezclarlas en la masa del hormigón. De esa manera el retablo tiene trocitos de vidrios azules, que aparte de la cuestión estética es símbolo de haber compartido el vino con los vecinos, y a la vez todos nos sentimos parte de aquello. Además, la luz que cae sobre el retablo viene también de un vidrio azul que está en la cubierta, y junto a los cristales azules del muro hacen un efecto con la luz muy bonito.
El resto de los muros del interior de la ermita está recubierto de tiroliano y las estrellas están rehundidas en él, y están pintadas de azul. El tiroliano es una mezcla de picón con mortero y tirado manualmente, que es un enfoscado tradicional y popular en las islas, que nosotros usamos para ahorrar costes y para mantener lo que llamamos ‘la tradición viva’, usar cosas sencillas que sabemos hacer».
-El jurado de este premio destaca su estilo ‘corbuseriano’…
«Está claro que Le Corbusier es siempre un referente para cualquier arquitecto contemporáneo, y su capilla de Ronchamp es un símbolo, que tiene ese acabado similar al tiroliano, y que además está imbuída de esa austeridad. Sí es un referente válido, porque creo que casi siempre flota en la arquitectura contemporánea. Es difícil que algo no tenga que ver con Le Corbusier».
-Esta construcción ya ha tenido reconocimientos, como el premio ‘NAN de Arquitectura’…
«Sí, recibió el premio NAN de arquitectura en Barcelona, de la mano del presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, y ahora el ‘Faith & Form’ de la revista del mismo nombre con el American Institute of Architects. Este último galardón ha sido una sorpresa sobre todo por el tamaño del proyecto, la escala de la ermita, que competía con templos de distintos credos, de escala y de presupuesto mucho mayores. Nos van a dar el premio en Nueva York el día 18 de junio, en un acto que hace el American Institute of Architects, que coincide con una serie de exposiciones. Este es el premio más importante que ha tenido, pero la ermita también ha estado seleccionada para participar en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, y en una exposición en Shanghái».
-¿Está trabajando en algún proyecto similar a este?
«Ahora estamos trabajando en una iglesia en Guía de Isora, en Alcalá. A la vez trabajamos en proyectos de otro tipo: restauración, obra nueva, vivienda, un centro cultural en Guía de Isora, en playa San Juan».
-Y en cuanto a la ‘casa museo del Padre Anchieta’ de La Laguna, ¿cuál es el motivo de que no se hayan iniciado las obras?
«De momento está redactado el proyecto y estamos a la espera de que consigan los fondos para iniciar la obra. La rehabilitación en este caso no es tan costosa porque el edificio no está en muy mal estado, pero adaptarla a un uso museográfico sí requiere de unas inversiones importantes».