“En la Casa Tolosa se pondrá en práctica un sistema de control de las humedades de capilaridad por ventilación de los cimientos”

Pedro Domínguez Anadón – arquitecto, director de obra del proyecto Casa Tolosa
La Casa Tolosa, un edificio del siglo XVIII propiedad del ayuntamiento de Puerto de la Cruz, se está rehabilitando. Aparte de otras actuaciones que tienen que ver con las cubiertas, las carpinterías, los revestidos y los cimientos, “se controlará la relación del edificio con el terreno, mediante contenciones al desplazamiento de aguas por el terreno hacia el trasdós de los muros y también se controlará la ascensión de las humedades de capilaridad a través de los muros y de los pavimentos de las plantas bajas”, según explica a CANARIAS EMPRESARIAL el arquitecto director de la obra, Pedro Domínguez Anadón.
-Los trabajos que se están haciendo en la Casa Tolosa comenzaron en el mes de enero ¿Se siguen los plazos previstos?
“Sí, en principio ese es el planteamiento”.
-¿Esta es la primera fase de la obra?
“Sí, esta es la primera fase, de consolidación del edificio”.
-¿Cuál es el principal problema que tiene la edificación?
“El principal problema es que no se ha intervenido en ella desde hace mucho tiempo, y por eso se ha ido deteriorando. Hay que controlar el contacto del edificio con el suelo, para resolver el problema de humedad que hay en ciertas partes, sobre todo en el ala norte; hay que cerrar el edificio, es decir, resolver todo lo concerniente a la carpintería, que en unos casos, está deteriorada, y en otros, ni siquiera está; y además, hay que cubrir el edificio, porque las cubiertas estaban en unas condiciones muy precarias. Es decir, hay que restaurar toda la envolvente del edificio”.
Se controlará la relación del edificio con el terreno mediante contenciones al desplazamiento de aguas por el terreno hacia el trasdós de los muros -que se revestirán con morteros de base cementosa,- y también se controlará la ascensión de las humedades de capilaridad a través de los muros y de los pavimentos de las plantas bajas”.
-¿Quién redactó el proyecto?
“Un arquitecto de La Palma que se llama Antonio Gregory Garritano Pérez”.
-Se trata de una casa construida en el siglo XVIII, ¿qué materiales se utilizaron para su construcción?
“Fue construido el año 1750. Son muros de fábrica de piedra basáltica, con ripios y argamasa de barro y cal, un enfoscado a la cal por un lado y por el otro, cubiertas de madera de tea, rematadas con teja árabe. Es una construcción canaria tradicional”.
-¿En la rehabilitación utilizarán materiales parecidos a los originales?
“Sí, en rehabilitación siempre se tiende a dejar el edificio lo más aproximadamente parecido a lo que fue en su origen. Es complicado encontrar determinados materiales como la madera de tea, por no decir imposible hoy en día, porque ya no tenemos bosques para utilizar, por eso hay que utilizar otras maderas de la misma clase, resistente y de densidad parecida”.
-Pero la casa tendrá un uso distinto al original, un uso cultural. ¿Qué elementos se modificarán para adecuarla al nuevo uso?
“No se van a hacer modificaciones, excepto obtener obtener espacio diáfano, porque el edificio se utilizará como centro cultural, y eso requiere espacios abiertos. Nótese que estos edificios mueren por falta de usos adecuados a la fecha de hoy en día, si no somos capaces de ponerlos en circulación con usos actuales, desaparecen. Obviamente no vamos a añadir nada nuevo, sino simplemente restaurar lo que ya había en el edificio. Vamos a respetar la tipología, como no podría ser de otra manera. Lo que sí vamos a hacer es un análisis de cómo está el edificio, en cuanto a los cimientos, en cuanto al contacto con el suelo, en cuanto a la calidad de las maderas, a ver si se puede utilizar las que hay o no, y si no, habrá que sustituir parte de ellas. Vamos a hacer una investigación seria respecto de los materiales que hay en la obra. En el caso de que lo que haya no se pueda usar porque hay, por ejemplo, un ataque biótico a la madera, tendríamos que eliminar lo que está mal y dejar lo que está en condiciones seguras que no haya sido atacada por termitas ni otros xilófagos, que puedan depredar la madera”.
-¿Esos estudios se realizan mientras se realiza la obra?
“Sí, se están realizando en estos momentos. De hecho, sirven para que nos den las pautas para cómo actuar en el edificio”.
-¿Ha realizado antes algún trabajo similar, rehabilitar una casa tan antigua?
“Sí, he hecho varios, como la restauración del antiguo convento de Los Agustinos de Garachico, inicialmente como Museo del Comercio y finalmente como centro cultural de CajaCanarias; la rehabilitación del Paraninfo de la Universidad de La Laguna; la Casa del Ganadero de La Laguna para el Cabildo; la Casa Echevarría en La Gomera; la rahabilitación de los hórnos de cal de Las Cabezas en el Puerto de la Cruz, son algunas de las obras de rehabilitación que hemos hecho.
-¿Los problemas que tenían estos edificios eran similares?
“Sí, todos estos edificios adolecen de las mismas patologías, o dicho de otra manera más comprensible, de los mismos daños. Y los remedios que se aplican para resolverlos suelen ser casi siempre los mismos. En este último proyecto, la Casa Echevarría en La Gomera, se puso en práctica un sistema novedoso de control de las humedades de capilaridad por ventilación de los cimientos, haciendo circular el aire por debajo del nivel del piso, de manera que establezca una barrera de control a la subida del agua por capilaridad.
Se trata de establecer una barrera que impida la ascensión del agua por capilaridad. Si usted mete un azucarillo en un café verá como el líquido sube por el terrón hasta sus dedos, eso es la capilaridad. En una pared de piedra y barro es como un azucarillo, y si hay humedad en el subsuelo, acaba subiendo por encima del nivel de la planta baja. Y el control de la ascensión de la humedad se consigue con la circulación del aire. Cuando tiende una toalla, se secará porque circula el aire a su alrededor. Aquí pasa lo mismo, hacemos circular el aire por debajo del nivel del pavimento, por medio de introducir en el cuerpo de la pared unos elementos de sílice que absorben la humedad, y que luego la devuelve a una zanja drenante, que finalmente la devuelve al terreno y de allí vuelve a subir y luego a bajar. Por decirlo así, se establece una circulación cerrada antes de que llegue a superar al nivel del suelo, y de esa manera la humedad nunca es visible en las habitaciones”.
-¿Eso se va a instalar en la casa Tolosa?
“Sí, vamos a establecer controles de circulación de agua, vamos a hacer prospecciones geotécnicas con una máquina de retropercusión. Vamos a establecer cuál es el sistema del subsuelo sobre el que se construyó la casa. Si encontramos agua circulando por debajo del pavimento y que va a parar a los muros que están humedecidos, los impermeabilizaremos con mortero aislante por el exterior y luego por el interior de las habitaciones utilizaremos este sistema que le he explicado, de control de la humedad por debajo del nivel del suelo a través pequeñas zanjas o tubos de drenaje de ventilación”.
-¿Eso encarece mucho la obra?
“No necesariamente, es un sistema de construcción como otro cualquiera”.
-¿Qué nivel de protección tiene la casa Tolosa?
“El Plan General del Puerto de la Cruz lo califica como ‘Islote’. La ciudad de Puerto de la Cruz tiene el problema de que el desarrollo urbanístico que hubo desde los años 50 en adelante fue tan brutal que desapareció todo el casco histórico. Lo que queda de él, en el muelle, en el entorno del ayuntamiento, en la plaza de El Charco… son elementos aislados, por eso el Plan General los denomina ‘Islotes’. Son lugares históricos que están como islas en medio de un océano de construcciones modernas. La Casa Tolosa es uno de estos islotes”.